martes, 1 de febrero de 2022

Entrevista capotiana a Ana Muela Pareja

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Ana Muela Pareja.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Mi casa, que es donde están mis afectos y mis libros. El confinamiento nos ha enseñado qué es y dónde está lo verdaderamente importante.

¿Prefiere los animales a la gente? No, en absoluto. Prefiero a las personas sin dudarlo, aunque haya animales con mejor corazón que muchas personas.

¿Es usted cruel? En la vida creo que no soy cruel; al contrario, me esfuerzo por hacer la vida agradable a los que me rodean. En la ficción, por el contrario, sí que tengo algún personaje cruel, aunque los protagonistas suelen no serlo.

¿Tiene muchos amigos? Tengo unos amigos estupendos. No sé si son muchos o pocos: para mí son los que tienen que ser.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? No busco nada en especial en ellos. Me gustan como son.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? En general no he tenido problemas con mis amigos. Y cuando los he tenido ha sido por situaciones puntuales y con personas concretas; los conflictos me han servido para reconocer la verdadera amistad.

¿Es usted una persona sincera? Me gustaría pensar que sí, aunque como escritora tengo una gran tendencia a fabular que a veces puede ser incompatible con la sinceridad.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Me gusta quedar con mis amigos y charlar. También me gusta viajar e ir al teatro. Cuando estoy sola suelo leer, caminar y, por supuesto, escribir.

¿Qué le da más miedo? Perder a las personas que quiero.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Me escandaliza muchísimo la crueldad con los niños y, en general, la crueldad con los que son más débiles. A veces hay noticias que me hacen llorar.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Me imagino que seguiría haciendo lo que siempre he hecho: trabajar, estar con mi familia, estudiar y leer.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Intento caminar todos los días al menos una hora; siempre que puedo voy andando a los sitios. Aparte de eso, me temo que no hago mucho deporte. Ya sé que debería, pero aunque me lo haya propuesto varias veces no lo he conseguido.

¿Sabe cocinar? Sé hacer la comida. Todos los días hago la comida y hago la cena, pero no me gusta nada cocinar: me cansa y me desespera muchísimo, tengo la sensación de que todo me sale mal. Sé hacer comidas, pero no sé cocinar.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Me resulta difícil elegir uno solo. Tengo muchos candidatos, desde  Jane Austen, Napoleón,  Felipe II,  Cervantes… De todos modos no creo que el Reader’s Digest aceptara mi artículo porque me inventaría la mitad del contenido.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Amor, futuro, bebé…

¿Y la más peligrosa? La que se dice con odio.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No, aunque a veces he pensado que si algunas personas se murieran por causas naturales el mundo sería un mejor lugar.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Prefiero no contestar. Vivimos en una sociedad muy polarizada políticamente, y yo quiero que me lean todos, los de un lado y los de otro.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Quizá me gustaría ser viento para poder moverme libremente por el mundo. No lo había pensado nunca porque siempre he creído que he tenido mucha suerte por haber nacido ser humano. La verdad es que no me gustaría ser otra cosa.

¿Cuáles son sus vicios principales? He tenido algún que otro vicio, pero últimamente la vida no me deja ejercerlos.

¿Y sus virtudes? Eso se lo tendría que preguntar a los que me rodean. Yo me encuentro bien como estoy y como soy, aunque no sea demasiado virtuosa.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Me parece que ninguna. Ahogarse tiene que ser una muerte horrible y me imagino que solo estaría pensando en poder dar una bocanada de aire. Me gustaría tener un final más plácido y sosegado.

T. M.