martes, 29 de marzo de 2022

¿Por qué nadie se sintió culpable del Holocausto?

 
Hace tres años conocimos las «Memorias de un historiador del Holocausto», de Raul Hilberg, quien consagró su vida a lo que llamó la destrucción de los judíos europeos y que, sin embargo, tuvo dificultades para publicarse. Aquellas memorias arrojaban luz sobre ese infierno en el que estaban implicados oficiales, médicos, antropólogos, abogados, funcionarios y voluntarios venidos de otros países.

De esto precisamente trata «Ejecutores, víctimas y testigos. La catástrofe judía contada a través de sus protagonistas (1933-1945)», traducción de Àlex Guardia. Sobre todos los que participaron en el exterminio judío y aquellos que lo sufrieron en carne propia. Hilberg, procedente de una familia judía de origen polaco-rumano, combatió en la Segunda Guerra Mundial y colaboró para la liberación del campo de concentración de Dachau y en la recopilación de documentos para los juicios de Núremberg. Al acceder a la biblioteca de Hitler, y a los archivos del Tercer Reich incautados por el ejército americano, pudo llevar investigaciones como esta, en la que puso como «primer y gran culpable» al Führer. Este era «el arquitecto supremo de toda la operación, que habría sido inconcebible sin él»; no obstante, nada hubiera sido posible sin «una vasta red de funcionarios de confianza y arribistas», especifica el autor.

Frente a los asesinos pone a los supervivientes. Luego añade a los que se lucraron y quedaron al margen. Todo para exponer una panorámica de la catástrofe que «empezó en Alemania y se fue extendiendo hasta engullir a la mayor parte del continente europeo» y en lo cual nadie parecía sentirse culpable porque «ningún hombre ni organización fueron exclusivamente responsables de la destrucción de los judíos. (…) La labor se difuminó entre una gran hueste de burócratas; cada hombre tenía la sensación de que su aportación no era más que un granito de arena en ese inmenso proyecto». Nadie hacía nada malo, podía pensarse, y a la vez se sabía que el proceso era deliberado, genocida.

Publicado en La Razón, 26-III-2022