martes, 3 de mayo de 2022

Entrevista capotiana a Susana Frouchtmann

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Susana Frouchtmann.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? ¡Qué pregunta más difícil! Siempre he sido muy viajera. Pero escojo París desde donde imaginaría el azul del Mediterráneo.

¿Prefiere los animales a la gente? La naturaleza me fascina y los animales forman parte de ella. Ver galopar un caballo, por ejemplo, es un espectáculo maravilloso. Y las bandadas de estorninos que vuelan formando dibujos alados… Pero cualquier animal lo prefiero en su hábitat natural. Como compañía, una buena conversación.

¿Es usted cruel? No, no lo creo en absoluto. La sola idea de poder serlo me angustia. En mi trabajo, muchas veces he tenido que ser resolutiva con mis equipos, lo que implica exigencia. Y no siempre ha sido fácil. Pero conservo amistades desde hace décadas que en el pasado trabajaron conmigo.

¿Tiene muchos amigos? No me quejo. Bastantes.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que me acepten sin juzgarme.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Alguna decepción ha habido, sí. Pero no muchas; he sido bastante consciente de que alguna aparente amistad era circunstancial (y tal vez interesada). Lo que no ha impedido que personas que llegaron a ser muy próximas, ya no estén más que en el recuerdo. Pero no hablo de falta de fidelidad, es sólo que cambiamos de vida, de pareja, incluso de país. Eso puede acabar por romper lo que fue una buena relación. Lo que no se rompe nunca es una amistad sólida. Esa atraviesa cualquier tormenta y el tiempo, el que sea.

¿Es usted una persona sincera? No. No soy tan maleducada.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Escuchando música, leyendo, haciendo deporte, viendo una buena película, caminando sin rumbo, cuidando mis plantas…

¿Qué le da más miedo? La violencia. La física, la psicológica y la verbal.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La  corrupción generalizada que estamos viviendo.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Profesora de Literatura o de Historia; pero también de danza. Formar parte de una orquesta sinfónica, cantar en un pub. Y ser florista.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí, desde niña. Para que mi cabeza funcione necesito que mi cuerpo esté en forma. Empecé con la danza clásica, luego la contemporánea, actividades que compaginé con esquí, motocross, bicicleta, montar a caballo, body combat, taekwondo y todo tipo de ejercicio aeróbico. Ahora necesito cuidar los malos hábitos posturales debidos a horas de ordenador: Pilates y caminar. Sólo cojo el coche para hacer carretera.

¿Sabe cocinar? Sí.  La cocina, una buena mesa bien puesta, que la casa tenga una iluminación cálida, que todo respire armonía forma parte del placer y la suerte de tener un hogar.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Jesucristo, sin ninguna duda. Fascinante: un predicador que nace de una madre virgen, que, seguido de un grupo de adeptos, recorre las regiones de Galilea y Judea haciendo milagros y predicando la necesidad de amar al prójimo por el que ya predice que morirá para redimir sus pecados. Que muere crucificado, que resucita el tercer día y asciende a los cielos dejando once apóstoles para que prosigan su labor con las enseñanzas recibidas de las que emergerá la religión con más adeptos del mundo durante siglos…  Fascinante es poco.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?  Sanación. Hace dieciséis años pasé un cáncer con un pronóstico nada favorable y un tratamiento duro. Si estás sano, eres un ser muy afortunado porque puedes afrontar cualquier meta y permitirte soñar. 

¿Y la más peligrosa? “Quiero” en el sentido de ambicionar algo. Lo que puede tener un precio que no has calculado bien.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. Pero, durante unos años, en la adolescencia, deseé que una persona muriera. No es lo mismo, pero no se puede decir que fuera un deseo admirable.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy liberal con el deseo de contar con un gobierno que atienda a las necesidades sociales. ¿Soy socialista? En Suecia, donde los mandatarios van en transporte público o bicicleta, sin ninguna pompa, lo sería. No ahora y aquí. El gasto –el derroche- de nuestros gobernantes me parece indecente. También la falta de cultura general, el buenismo hipócrita (con dinero del contribuyente), el apretón constante en los impuestos, las nuevas leyes sobre educación, etc., hacen imposible que me sienta identificada con el actual socialismo.

¿Cuáles son sus vicios principales? Veamos, no fumo, no bebo (soy abstemia), no me drogo… Soy maniática lo que, tal vez, puede llegar a ser muy pesado para los demás. Y también para mí misma. Por ejemplo, antes de subir o bajar unas escaleras (por largas que sean) siempre calculo con qué pie debo empezar para que el último escalón lo salve con el pie izquierdo. Y para el gobierno de la casa también tengo unas cuantas manías.

¿Y sus virtudes? Sólo me reconozco una: la capacidad de pasar página, sea de un episodio sentimental por mal que haya terminado, o de un fracaso profesional. Por lo demás, me cuestiono siempre, siempre.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? A una niña corriendo.

T. M.