En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Antonio López.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder
salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Si pudiera llevarme mi biblioteca, viviría en el
Barrio de la Viña de Cádiz. Si se me permitiera realizar excursiones, pasaría
temporadas en el Barrio de Santiago de Jerez de la Frontera y en la parte no
explotada por el turismo de Sevilla. El poeta Fernando Villalón dijo una vez
que el mundo se dividía en dos: Sevilla y Cádiz.
¿Prefiere los animales a la gente? A veces he
tenido serias dificultades para establecer una diferencia.
¿Es usted cruel? Soy una persona con
multitud de defectos pero la crueldad no se encuentra entre ellos. Si alguna
vez he sido cruel de manera inconsciente o lo han podido ser conmigo, diría
como Pavese en su nota de suicidio: Perdono a todos y a todos pido perdón.
¿Tiene muchos amigos? Tengo
buenos amigos. Coltrane y Hölderlin entre los cinco primeros.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que sepan
leer el futuro.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? Trato de
no tener expectativas con la gente de mi alrededor. Cuando uno no espera nada,
cualquier cosa que cae en tus manos es una ofrenda.
¿Es usted una persona sincera? Es una
aspiración a la que he ido aproximándome con el tiempo. Ahora no sé mentir.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? En mi
tiempo libre acostumbro a leer. Solo abandono la lectura cuando me siento
tentado a escribir, y eso no siempre sucede.
¿Qué le da más miedo? Hago mío
aquí un verso de Yevgueny Yevtushenko: lo que me da más miedo es no estar
escribiendo con todo mi poder.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? Gershom Scholem, cuenta en una fábula de qué manera el
género humano se ha ido alejando de la fuente, del fuego original. Al final del
relato dice: “No sabemos ya encender el fuego, no somos capaces de recitar las
oraciones y no conocemos siquiera el lugar en el bosque, pero de todo esto
podemos contar la historia”. El problema es que hemos olvidado la historia y
esto me parece un escándalo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho? Me hubiera tirado por un
balcón.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Cuando
estoy envuelto en un proceso de creación salgo a correr sistemáticamente a las
6.00h de la mañana. Como norma, para no perder la cabeza, medito cada día.
¿Sabe cocinar? Desde que nació mi hijo, me
he visto obligado a convertirme en un virtuoso de la cocina. Anteriormente era
un completo incompetente.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Juan
Moneo “El Torta”.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza? Nosotros.
¿Y la más peligrosa? Intelectual.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? A la
primera mitad de mí mismo.
¿Cuáles son sus tendencias políticas? Militaría
sin dudarlo en el partido político en que hubiera militado Walt Whitman. Lo que
Whitman opinaba sobre política, eso mismo opino yo.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Me
encantaría tener una librería.
¿Cuáles son sus vicios principales? Por destacar
los tres primeros: La literatura norteamericana de la segunda mitad del siglo
XX, el jazz y el flamenco.
¿Y sus virtudes? No tengo capacidad de
olvido.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Muy
probablemente vería a mi hijo tirando de mí y a Dios diciéndome al oído: No te
preocupes, ya te tengo preparado el billete de vuelta.
T. M.