viernes, 28 de octubre de 2022

Entrevista capotiana a Antonio López

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Antonio López.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Si pudiera llevarme mi biblioteca, viviría en el Barrio de la Viña de Cádiz. Si se me permitiera realizar excursiones, pasaría temporadas en el Barrio de Santiago de Jerez de la Frontera y en la parte no explotada por el turismo de Sevilla. El poeta Fernando Villalón dijo una vez que el mundo se dividía en dos: Sevilla y Cádiz.

¿Prefiere los animales a la gente? A veces he tenido serias dificultades para establecer una diferencia.

¿Es usted cruel? Soy una persona con multitud de defectos pero la crueldad no se encuentra entre ellos. Si alguna vez he sido cruel de manera inconsciente o lo han podido ser conmigo, diría como Pavese en su nota de suicidio: Perdono a todos y a todos pido perdón.

¿Tiene muchos amigos? Tengo buenos amigos. Coltrane y Hölderlin entre los cinco primeros.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que sepan leer el futuro.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Trato de no tener expectativas con la gente de mi alrededor. Cuando uno no espera nada, cualquier cosa que cae en tus manos es una ofrenda.

¿Es usted una persona sincera? Es una aspiración a la que he ido aproximándome con el tiempo. Ahora no sé mentir.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? En mi tiempo libre acostumbro a leer. Solo abandono la lectura cuando me siento tentado a escribir, y eso no siempre sucede.

¿Qué le da más miedo? Hago mío aquí un verso de Yevgueny Yevtushenko: lo que me da más miedo es no estar escribiendo con todo mi poder.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Gershom Scholem, cuenta en una fábula de qué manera el género humano se ha ido alejando de la fuente, del fuego original. Al final del relato dice: “No sabemos ya encender el fuego, no somos capaces de recitar las oraciones y no conocemos siquiera el lugar en el bosque, pero de todo esto podemos contar la historia”. El problema es que hemos olvidado la historia y esto me parece un escándalo.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Me hubiera tirado por un balcón.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Cuando estoy envuelto en un proceso de creación salgo a correr sistemáticamente a las 6.00h de la mañana. Como norma, para no perder la cabeza, medito cada día.

¿Sabe cocinar? Desde que nació mi hijo, me he visto obligado a convertirme en un virtuoso de la cocina. Anteriormente era un completo incompetente.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Juan Moneo “El Torta”.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Nosotros.

¿Y la más peligrosa? Intelectual.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? A la primera mitad de mí mismo.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Militaría sin dudarlo en el partido político en que hubiera militado Walt Whitman. Lo que Whitman opinaba sobre política, eso mismo opino yo.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Me encantaría tener una librería.

¿Cuáles son sus vicios principales? Por destacar los tres primeros: La literatura norteamericana de la segunda mitad del siglo XX, el jazz y el flamenco.

¿Y sus virtudes? No tengo capacidad de olvido.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Muy probablemente vería a mi hijo tirando de mí y a Dios diciéndome al oído: No te preocupes, ya te tengo preparado el billete de vuelta.

T. M.