sábado, 21 de enero de 2023

Entrevista capotiana a Itziar Sistiaga

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Itziar Sistiaga.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Elegiría mi ciudad, Irún, me oriento fatal y me cuesta ubicarme en nuevos espacios, así que prefiero asegurarme el entorno. Si es un lugar más cerrado, mi casa, sin lugar a dudas, tengo mis libros y una terraza preciosa con vistas al monte.

¿Prefiere los animales a la gente? Nunca he tenido animales cerca y, por desgracia, me cuesta relajarme cuando merodean alrededor. Aun así, he descubierto más ternura y respeto innatos en algunos animales que en muchas personas.

¿Es usted cruel? No, todo lo contrario. Soy excesivamente empática y pienso en el bienestar de quienes me rodean, conocidos y desconocidos.

¿Tiene muchos amigos? Tengo grandes amigos. Es una de las facetas de mi vida que más y mejor he cuidado. Tengo una red de apoyo, risa y cuidado maravillosa.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Me gusta que sean personas abiertas, francas, con sueños propios. Busco gente que no tema mostrarse vulnerable ni tenga reparos para hablar de cualquier tema. Y, absolutamente necesario… el sentido del humor. Necesito reírme con mis amigos, aunque estemos hablando de temas trascendentales. Es imprescindible que sepan reírse de sí mismos.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, en todo caso me decepciono yo sola con mis altas expectativas. A veces espero que los demás hagan o se comporten como a mí me gustaría, pero eso no es real.

¿Es usted una persona sincera? Mucho y muy directa. No obstante, elijo bien qué le cuento a cada uno. Si bien soy sincera, soy reservada.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Cualquier tema relacionado con el arte me va bien. Música, cine, dibujo, manualidades…

¿Qué le da más miedo? La violencia me aterra. Los bichos me paralizan.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Me escandaliza la hipocresía, el morbo desmesurado por la vida del vecino, la ostentación innecesaria, la gran brecha social que hace que formemos parte de un sistema donde nos dan de comer y luego circo para hacer después con nosotros lo que quieren. Luego toca defender los derechos más básicos, y con la tripa contenta, nadie mueve un dedo por el vecino. Eso sí, quejarnos… Me escandaliza repetir la historia.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Hubiera trabajado en alguna oficina de cara al público —de hecho, trabajé durante casi quince años a ello—. El trabajo administrativo me gusta, hay una parte en mí que es muy metódica y me va bien para el coco.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Voy al gimnasio tres días por semana. Hago entrenamiento funcional y practico yoga de continuo. He sido deportista toda mi vida y me gusta seguir cuidando el vehículo de mi alma.

¿Sabe cocinar? Sí, pero no es una actividad que me guste especialmente. Me gusta repetir las recetas de mi madre y hacer tartas de manzana y bizcochos.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Toda mi vida he admirado a Isabel Allende, así que supongo que escribiría sobre ella y la influencia que ha tenido en mi vida y en la de tantísimas personas.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Vida, life, bizitza. Todos tenemos una y está en nosotros hacer con ella lo que queramos. Soy de las que piensa que si puedes soñarlo, puedes hacerlo.

¿Y la más peligrosa? Rencor. Es llevar una hoguera de pies a cabeza, ni te deja avanzar, ni pensar, ni ser.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No, pero sí he deseado que alguien se muera para que deje de sufrir cuanto antes.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? No creo en la política. No al menos en la que actualmente rige este mundo. Hay demasiados intereses económicos que nada tienen que ver con el bienestar de todos.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Volvería a ser niña. Y si miro al futuro, quisiera ser una viejecita de pelo blanco alegre y bromista, una contadora de cuentos que muere un día mientras duerme una siesta.

¿Cuáles son sus vicios principales? El chocolate y las pipas.

¿Y sus virtudes? Soy optimista por naturaleza, alegre y se me da especialmente bien dinamizar grupos y hacerme entender. Me gusta la comunicación y me expreso con facilidad.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Me vienen imágenes de ropa vaporosa bailando alrededor del cuerpo mientras me ahogo. Veo burbujas y una luz sobre mí. Me salvan. Y de no salvarme, me convierto en sirena. No muero ahogada.

T. M.