lunes, 20 de febrero de 2023

Entrevista capotiana a Adrián Huici

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Adrián Huici. 

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Rota (Cádiz).

¿Prefiere los animales a la gente? La gente.

¿Es usted cruel? Quiero pensar que no.

¿Tiene muchos amigos? Los suficientes.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Lealtad, inteligencia.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Raras veces (los elijo bien).

¿Es usted una persona sincera? Hasta donde me es posible, sí.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leer, escuchar música, comidas con familia y amigos.

¿Qué le da más miedo? La crueldad, la ingratitud.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La hipocresía de muchos personajes públicos.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Lo que hago actualmente: ser profesor.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Andar, pero muy poco.

¿Sabe cocinar? Aceptablemente.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Nicolás Salmerón, que renunció a la presidencia de la República para no firmar una sentencia de muerte.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Mañana.

¿Y la más peligrosa? Nación.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Nunca.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Centro izquierda.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Delantero centro de un equipo de fútbol.

¿Cuáles son sus vicios principales? Comer, beber.

¿Y sus virtudes? Lealtad, sinceridad.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Mi familia, mi mujer, mi hijo.

T. M.