sábado, 4 de marzo de 2023

Entrevista capotiana a Guillermo Anguera

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Guillermo Anguera.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Si se trata de un lugar cerrado, mi casa es mi santuario. Si hablamos de límites más laxos, como una ciudad o una región, diría que algún pueblo de la periferia de Barcelona.

¿Prefiere los animales a la gente? No, me encantan los animales, pero prefiero la compañía de las personas.

¿Es usted cruel? No me tengo por una persona especialmente cruel. De hecho, creo que tiendo a empatizar más de lo razonable en situaciones que exigirían un poco más de temperamento.

¿Tiene muchos amigos? Bastantes y antiguos. Hacer amigos no es difícil, mantenerlos en el tiempo es lo difícil.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Honestidad, empatía, desafío intelectual, confianza, lealtad, diversión... Me gusta la gente que te hace sentir bien. Aunque luego la amistad termina surgiendo en cualquier rincón y es independiente de lo que busques.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Creo que tengo buen ojo para las amistades nuevas. Las viejas difícilmente podrán decepcionarme (por aquello de que uno ya sabe de qué pie cojean).

¿Es usted una persona sincera? Sí, se me nota enseguida cuando miento.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leer, escribir, boxear, carpintería, no en ese orden necesariamente.

¿Qué le da más miedo? La muerte de personas cercanas a las que quiero.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Esa gente que es capaz de mentirte en la cara. Eso y la burocracia.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Pienso que las personas que hacen una sola cosa se pierden gran parte de la vida. Así que procuro hacer tantas cosas como puedo. Me da un poco igual eso de ser el mejor en todo lo que haces. Si lo que haces te satisface, adelante. Con esto quiero decir que no tengo que aventurar qué estaría haciendo si no fuera escritor. Ya lo hago: escribo, trabajo la madera, boxeo, viajo...

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí. Boxeo.

¿Sabe cocinar? Me considero un cocinero de supervivencia, aunque mis comensales suelen acabar contentos.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Black Alien Project. Es un tipo que decidió someterse a cirugías para parecerse a la imagen estereotipada de un alienígena.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? «Amor» o «querer», supongo. Será un tópico, pero desconfío de quien diga otra cosa...

¿Y la más peligrosa? Fanatismo.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No, por suerte.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Izquierdas. Con cierta tendencia al desencanto.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Se me ocurren personas, incluso animales, que me podría gustar ser. Pero no me imagino convertido en un objeto, de ningún tipo.

¿Cuáles son sus vicios principales? En ocasiones tiendo a mirar demasiado hacia mí mismo. También miro el móvil más de lo que me gustaría. Y como más  hamburguesas y pizza de las que debería.

¿Y sus virtudes? Soy disciplinado y comprometido. Se puede confiar en mí y estoy ahí cuando hace falta.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Imágenes de la familia y personas a las que quiero e inevitablemente un pensamiento fugaz de cómo será eso de morirse y si va a doler.

T. M.