jueves, 22 de junio de 2023

Entrevista capotiana a Pedro Bosqued

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Pedro Bosqued.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? La biblioteca más luminosa del mundo en la que pudieran residir todas las personas que siempre quieran seguir aprendiendo.

¿Prefiere los animales a la gente? Espero que nunca alcance ese delirio.

¿Es usted cruel? No creo que rime mucho con ese vocablo.

¿Tiene muchos amigos? Más de los que creo, lo cual siempre alienta y reconforta.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que sientan que lo son, que se sientan más libres que nunca y que no hagan nada que no quieran hacer, con respeto se puede ir a muchas partes.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Como la gente en general, no mucha, pero nadie está libre de que le pase lo indeseable.

¿Es usted una persona sincera? Me siento bien en ese lugar.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Con una buena conversación, un buen talante, un buen aprendizaje, unas buenas sonrisas.

¿Qué le da más miedo? Nada en concreto. El miedo está pero se capea y se sigue.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? El cinismo para sacar beneficio. En cualquier vertiente, social, políticamente, culturalmente. En cualquier ambiente.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? No me lo imagino, no creo que pudiese vivir bien en la gris  rutina que nos acosa. Siempre la envidamos.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Poco y mal, pero no me va mal.

¿Sabe cocinar? Menos de lo que quisiera, nunca mataré ni moriré de hambre por ese tema. Lo cual no es poco.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Montaigne que acabaría de llegar de hablar con Jesucristo y Dante.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Comprensión.

¿Y la más peligrosa? Odio.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Físicamente nunca, mentalmente o que desapareciera de nuestra vista alguien, alguno que otro.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Las más literarias posibles, si es que eso puede darse.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Editor de talentos que no tienen la repercusión que merece su calidad.

¿Cuáles son sus vicios principales? Constancia, disfrute excesivo, sonrisa perenne.

¿Y sus virtudes? Siempre espero aprender del día siguiente.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Las sonrisas de las personas que aprecio, amo, me constituyen, y serían bastantes, sí.

T. M.