miércoles, 28 de junio de 2023

Entrevista capotiana a Úrsula Campos

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Úrsula Campos.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? ¿No podría salir jamás? ¿No podría relacionarme con nadie? La verdad que si tuviera que vivir así, no tendría mucho sentido vivir. ¿Un pueblo? Uno que tuviera mar y con un clima cálido. ¿Una casa? Siempre que tuviera jardín y muchos libros.

¿Prefiere los animales a la gente? Aunque me gustan los animales y adoro a mi perra, sin duda prefiero a las personas. Me gusta conversar, leer, escribir y otros verbos puramente humanos. La palabra es un arma tan poderosa que nos da muchísimas oportunidades y ventajas con respecto a los animales.

¿Es usted cruel? No. No obstante, aunque no me guste demasiado admitirlo, creo que en una situación extrema posiblemente podría comportarme con crueldad. Ante una situación de injusticia, abuso o violencia, o cuando nos sentimos acorralados, nunca sabemos cómo podemos reaccionar para defendernos o defender a los nuestros.

¿Tiene muchos amigos? Sí. Soy una persona extrovertida que me gusta mucho conocer gente.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? No tengo una checklist con lo que busco en mis amigos, pero he llegado a la conclusión de que me gusta que mis amigos sean auténticos, es decir, que no pretendan ser alguien que no son, que no se esfuercen en hacer un papel, porque esto es muy agotador y la máscara acaba cayendo siempre. Me gustan las personas honradas, ser buena persona también es imprescindible; que se conozcan a sí mismos y que sean responsables de sus vidas y por último, que no sean exigentes con la relación. Es decir, mis amigos ya saben que yo no los voy a llamar cada semana o cada día, pero que, si me llaman para lo que sea, ahí estaré siempre. Soy bastante independiente en ese sentido.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, esa época de decepciones ya pasó. Ahora entiendo que cada persona tiene su vida y sus prioridades, al igual que yo. No se puede forzar la amistad.

¿Es usted una persona sincera? No me gustan en absoluto las mentiras ni las incoherencias, así que me considero una persona sincera, pero por encima de esto, coherente. La sinceridad también puede convertirse en un arma arrojadiza, en nombre de la sinceridad se puede hacer mucho daño, y es aquí donde entrarían en juego las mentiras piadosas y la omisión de una opinión que nadie te ha pedido.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? No me gusta el concepto de tiempo libre. Trabajo y ocio siempre se acaban mezclando en mi vida. Todo el tiempo es libre porque decido cómo organizarme. Incluso los compromisos ineludibles, son elegidos de una manera u otra. Aclarado esto, me gusta leer, escribir, salir a comer o cenar a un buen restaurante, tomar el sol, pasear con mi perra, una estimulante conversación…  

¿Qué le da más miedo? Morirme sin haber exprimido la vida al máximo.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La manipulación y la falta de escrúpulos de algunas personas.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Seguramente habría sido una mujer amargada.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Intento ir al gimnasio y bailar.

¿Sabe cocinar? No. No me gusta cocinar y me esfuerzo por no aprender.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Escribiría sobre Ramón y Cajal, así tendría una buena excusa para investigar más en profundidad el trabajo de este aragonés.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Amor.

¿Y la más peligrosa? Atemorizar.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Matar a alguien no, pero desearle el mal, sí. Más de una vez he pensado que ya que van a ocurrir cosas malas en este mundo, que ojalá le ocurrieran a ciertas personas que causan o me han causado mucho dolor. Es un pensamiento infantil, pero todos tenemos una parte irracional que muchas veces, piensa por su cuenta.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? No soy creyente. Pero mi tendencia natural es evitar los extremos. También me gusta la proactividad y el sentido común. Y por encima de todo, la libertad de opinión, que creo que hoy en día está en grave peligro. Hay personas que pueden decir barbaridades y no pasa nada y otras que como digan algo que no es políticamente correcto, se les boicotea y amenaza, o peor aún, se les desacredita.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Puestos a elegir, me gustaría ser una gran cantante como Lady Gaga. Llenar estadios y conquistarlos con esa voz que tiene, me parece que tiene que ser una sensación increíble.

¿Cuáles son sus vicios principales? La dispersión. A veces hago demasiadas cosas a la vez y no sé decir que no. Y que no llamo nunca por teléfono…

¿Y sus virtudes? La ilusión que le pongo a las cosas, la constancia y la perseverancia. Soy optimista con los pies en la tierra y muy cabezota, lo cual considero una virtud.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Mis seres queridos, mi pueblo Monegrillo y mi ciudad Zaragoza,  los lugares donde he trabajado y he sido tan feliz, mis alumnas, mis libros, los proyectos que han dado sentido a mi vida y la gratitud inmensa por todo lo vivido.

T. M.