domingo, 20 de agosto de 2023

Entrevista capotiana a Byron Salas

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Byron Salas.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? La casa donde vivo ahora con David, mi pareja, y mis dos gatos.

¿Prefiere los animales a la gente? Los animales, sin duda.

¿Es usted cruel? Lo he sido, dudaría de quien diga que no con total certidumbre.

¿Tiene muchos amigos? No. Si acaso uno y nos vemos máximo una vez al año.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Ante todo que les guste el silencio.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, porque no son multitud, y de mi amigo único no tengo quejas por ahora.

¿Es usted una persona sincera? Diría que no (aunque lo intento). Habría que pensar qué se entiende por sinceridad, pues a menudo sinceridad y verdad no coinciden.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo.

¿Qué le da más miedo? Que se pierda uno de mis gatos. Son mis consejeros, mis oráculos.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Hasta ahora no he descubierto algo capaz de escandalizarme, aunque podría ser la indignación hacia quienes talan árboles de sus patios. Los árboles son dones, gracias inmerecidas.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Aunque nadie me creería, actor cómico.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? No, aunque me gusta salir a caminar. Mi ascendencia es de deportistas y, de alguna manera, me toca pensar en nombre de ellos.

¿Sabe cocinar? Sí, y nada mal.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? El papa Pío XII, un personaje que siempre me ha perturbado.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Aire.

¿Y la más peligrosa? Dios.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí, como todo el mundo.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Están en algún lugar del espectro de las izquierdas, no sé dónde.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Lo que siempre quise ser (y debí ser si no fuera tan mal estudiante): biólogo.

¿Cuáles son sus vicios principales? La pereza y el pudor provinciano.

¿Y sus virtudes? Sólo una: la vergüenza. Tener vergüenza de mí mismo en un tiempo donde no hay espacio para tenerla.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Golondrinas volando bajo. Cedros deshojados. Malezas secas.

T. M.