“El universo se ríe a carcajadas, y yo estoy obsesionado con el relato retorcido que me define. Cómo llegué a ser yo, y no tú, cómo me doy forma para ti, igual que mi equipo y otros informantes nativos lo hacen para mí, cómo cambio de forma. Te digo que te lo digo; mi yo es mi campo de investigación, y habitualmente observo y escribo notas de campo”. Este es el comienzo, el tono de una narración en verdad muy particular, de una obra extraordinaria en muchos sentidos, “Hombres y apariciones” (traducción de Alberto Moyano Muñoz), sobre Ezekiel Stark, un antropólogo cultural y etnógrafo especializado en fotografías familiares. La firma Lynne Tillman (1947), de la que conocimos en 2022 la novela breve “Polvos raros”, acerca de una mujer que recorre bares y tiene diferentes relaciones sexuales, que va contando de forma corrosiva.
La colección de sus ensayos más
reciente fue finalista del National Book Critics Circle Award, de modo que es
una escritora sobradamente reconocida; además, es profesora en la Universidad
de Albany y en la School of Visual Arts de Nueva York. Justamente, este
concepto de visualidad es fundamental en la presente novela, pues Ezekiel aborda su vida desde diversas imágenes, que se
reproducen en el libro, y que remiten de algún modo a las historias de toda
familia, pues se hablará de amor y de separaciones, de secretos y traiciones.
Así, el relato, en clave diarística, ahonda en otro concepto como la identidad,
tan en boga hoy en día.
Publicado en La Razón, 15-VII-2023