En
1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía
que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se
entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que
sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora,
extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la
que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Paola Cantero.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Después de la pandemia mi hogar se ha convertido en el mundo entero, mas no sobrevivo sin caminar descalza sobre el verde y el viento. Si tuviera que elegir mi sitio favorito en el mundo tendría mucho sol, amaneceres y atardeceres de ensueño. Junto a la montaña, cerca de la ciudad. Acaso cerca de Santiago de Chile; eventualmente en alguna pequeña ciudad de Suiza. Me he formado en el conocimiento de pueblos olvidados, como en Ventanas, un territorio conocido como “zona de sacrificio” debido a la catastrófica contaminación de aire, tierra, agua dulce y del mar. Entre centrales termoeléctricas, refinerías de cobre, más de treinta. Ese sí es un pueblo olvidado. Está la aldea de la infancia, en dictadura, con una madre enferma que muere, una familia distante, un padre viudo desesperado, perseguido por los militares. La soledad, la pobreza, el abandono, la censura y la violencia a todo nivel, en Rahue, una comarca de ex campesinos que poseen amplios huertos en los sitios que compraron al venirse al pueblo. El pueblo grande está al otro lado del río y los mapuches que se acercaban a Rahue desde sus localidades rurales, jamás cruzaron el puente hacia Osorno (una mini copia de Osorno La Mayor de Palencia), porque sus necesidades de abastecimiento y su comercio de verduras, frutas, hierbas y hongos del bosque lo realizaban en la feria local y no requerían más. Creo que, de Rahue, en cuanto a mito, solo queda en mí, la parte de la lucha del héroe, sentidas como pérdida de la esencia propia, parte esencial del viaje. Hablo del aquel lugar “del tiempo perdido”, en palabras del poeta chileno Jorge Tellier, a cuya empresa de recuperarlo, ya no emprendo más en la poesía. Suelo caminar, detenerme y experimentar con consciencia a las personas con las que coincido. Invoco e invito a los espíritus queridos, con idéntica naturalidad que acudir a las recetas y menjunjes de la abuela. Cuando ella me veía enferma del estómago, quemaba azúcar en su viejo azucarero de loza junto a la cocina blanca, la leña repiqueteaba bellísima y mientras caían rayos y lluvia intensa, yo sanaba. Todo era muy grande en esa casa, mi madre tuvo ochos hermanos, en el campo era natural, pues había un ejército de empleados al interior de casa como afuera. El oficio más curioso en esta vida del fundo Loma de la Piedra, en el sur de Chile, era el de niña de mano, es decir, niñas solicitadas a sus padres para servir a mi abuela desde los doce años. La abuela relataba que las niñas de mano, solían ser con frecuencia, malas y mañosas. Tenían edad para jugar con muñecas y debían trabajar, era natural su desánimo. Creo que fue una niña de mano con quien mi abuelo tuvo un romance, la abuela se enteró y apareció un arma, cuyo tiro dio en la mano de mi abuela en un dedo que quedó chueco por siempre. Tengo escritas muchas de estas cosas en narrativa, me parece que son historias interesantes en la vida del sur de Chile y muchas de ella no han cambiado.
¿Prefiere los animales a la gente? Amo los
animales, pero no puedo hablar de poesía con ellos.
¿Es usted cruel? Lo he sido, en tiempos ha,
hoy ya lo he olvidado.
¿Tiene muchos amigos? Me parece
que son pocos los amigos y las amigas. De lo bueno poco, hay un dicho. Amigues
de la poesía tengo, variopintos y bellos como el vino chileno.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? En primer lugar, que no sean estúpidos… Luego, silencio,
complicidad por sobre todo y que sean mis maestros/as en los ámbitos en los que
son versados.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? No me ha
tocado, pero debe doler mucho. En un caso así, solo me alejaría sin más.
¿Es usted una persona sincera? Difícil
pregunta para una escritora, a veces se inventa y se miente en la ficción y
otras me acerco a algunas personas solo porque me interesan como personaje,
allí actúo des-sinceramente. Eso es el trabajo literario y en la vida real soy
siempre yo, desde la cabeza a los pies, incluidas las dimensiones invisibles y
la testarudez y sí, con la edad se va alcanzando la plenitud veraz, porque el fingimiento
da tedio.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Parecido al tiempo
de trabajo, sigo sentada escribiendo, estudiando o leyendo libros en digital. En
tiempo de pandemia me fui a vivir junto al mar, a curar enfermedades del alma y
del cuerpo. Adopté la dieta mediterránea y el ayuno intermitente; comencé a
meditar y encender inciensos junto a un buen libro, mientras el mundo se caía a
pedazos, fui yo una privilegiada. Lo más importante en este tiempo fueron las andanzas
diarias por la playa, aprendí que, caminar al mediodía es buen momento para
descansar el pensamiento intrusivo. Durante tres años realicé estos recorridos,
mis caminatas tenían como marco varios kilómetros de playa con la presencia
humeante del parque industrial del pueblo de Ventanas. De todas formas, recorrer
escuchando a Kitaro, era mi forma de libertad, y olvidaba la contaminación del
mar y la pandemia. Intento seguir con esta rutina en la ciudad.
¿Qué le da más miedo? Descubrir
que tras la muerte ya no hay belleza ni poesía.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? Me escandaliza la injusticia protegida de los grupos
económicos que, cuales semidioses, controlan y modelan las conciencias desde
los medios de comunicación. Sumado a ello y como se vio en la última campaña política
en Chile que buscaba cambiar la antigua constitución creada en la dictadura de
Pinochet, se apropian y engañan desde las R.R.S.S. Lo que ya ha sucedido en
otros países. Me escandaliza la cultura de la basura, usando el nombre
de un antiguo álbum del grupo chileno símbolo de la dictadura y del estallido
social, Los Prisioneros. En los medios de comunicación, en las RRSS, en las
aulas y en el sistema educativo; en los celulares o tablet que entregan a niños
que recién aprenden a hablar; en la política que ha perdido la altura de miras
y se centra en rumores y supercherías; en las relaciones humanas y hasta en los
ámbitos del arte y la cultura. Me entristece que nuestros circuitos neuronales
sean sometidos a cambios que los debilitan y que la inteligencia artificial se
transforme en más poderosa, porque cotidianamente incorpora nueva información
desde la lectura y porque acá, solo el 2% de los chilenos, entiende lo que lee,
cuando lo intentan.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho? Diplomática o periodista de
guerra.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Practico
algo de pilates y ejercicios de fuerza a diario.
¿Sabe cocinar? Por supuesto, la cocina ha
sido una expresión de cariño familiar. A quienes amas les cocinas. Soy sureña y
allí verduras, productos recogidos de ríos o de cultivos con fórmulas
ancestrales, lentas y armoniosas recrean el movimiento de las hojas condensadas
de rocío en los esplendidos amaneceres. Se cocina, se sirve, se comparte y se
agradece a natura por tanta generosidad. Aún si vives en la metrópolis.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A mi bisabuela
suiza, fui su primera bisnieta y la única que conoció antes de morir. Su
historia es fascinante, con la decisión de la partida a América en un viaje de
varios meses en el barco Britannia y su encuentro con un país desconocido,
aunque con una cordillera y un clima sureño muy parecido al de Suiza. De esto
escribo en mi último libro La Cautiva, publicado en España por editorial
Ultramarina.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza? Al menos en español, esperar sería esa palabra, del latín
sperare, cuyo significado es tener esperanza. Toda expresión lingüística se
encuentra y se explica a sí misma.
¿Y la más peligrosa? Fuego. Que
todo lo transforma y todo lo fusiona. Fuego del sol y fuego de bronca e
impotencia.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Simbólicamente,
una misma se va muriendo en etapas, pero creo no haber tenido ese pensamiento.
¿Desear la muerte sin querer ser el ejecutor cuenta?
¿Cuáles son sus tendencias políticas? De izquierdas, aunque en Chile está bastante diluido su significado. De todas maneras, tenemos un joven presidente progresista y sumado a ello, el feminismo ha permeado muchos ámbitos de la convivencia, es hermoso. Solo falta un partido feminista, no obstante, creo que eso mutaría en que afloren las ambiciones, tan humanas como pestíferas y patriarcales.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Hombre, solo por un tiempo.
¿Cuáles son sus vicios principales? El vicio
de la oxitocina, que se produce con el amor, el abrazo y el contacto con la
hija y el amado. Además, esta hormona inhibe el cortisol, es decir, el estrés,
es medicina en sí misma.
¿Y sus virtudes? Templanza, la virtud más
apropiada para una poeta, en la persecución del texto total.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Los libros no
terminados, los en circulación, la casa en construcción, los árboles del sur,
el río, el mar y por supuesto, los/las seres amados.
T. M.