miércoles, 13 de septiembre de 2023

Una dura crítica a Rusia de la que no se salvan ni los exiliados

La editorial Fulgenio Pimentel ha contribuido de forma capital a que la figura de un autor ruso poco conocido, Serguéi Dovlatov, se haya convertido en español en una referencia de cierta época de represión hacia los escritores en la Unión Soviética. Con todo, tal vez la más interesante de las obras que se han ofrecido de él sea esta última, “La filial” (traducción de Tania Mikhelson y Alfonso Martínez Galilea), donde Dovlatov hace aún más ácida la crítica a su país, incluso a los colegas que se exiliaron. Ese fue su caso, como evocó en “La maleta”, un texto en que se borraba todo rastro de dramatismo en torno a la obligatoriedad de sólo poder llevarse un equipaje mínimo una vez cruzase la frontera. Atrás quedaba cómo el Estado le había prohibido publicar o cómo el KGB había confiscado algunas de sus obras.

Como siempre sucede en Dovlatov, el trasfondo autobiográfico es nuclear. El protagonista aquí es un periodista radiofónico de una emisora que transmite para sus compatriotas desde Manhattan y al que invitan a un simposio en Los Ángeles en torno al futuro que le espera a Rusia. El ingenio de Dovlatov para retratar a sus compañeros literatos –Mikhelson aporta un largo y utilísimo apéndice para entender quién se ocultaba en realidad detrás de cada personaje– es realmente magnífico; ironiza alrededor del atroz pasado estalinista y todo queda aderezado por la aparición de un antiguo amor que, lejos de reportarle ilusión, aún le complica más la vida si cabe.

Publicado en La Razón, 9-IX-2023