lunes, 6 de noviembre de 2023

Entrevista capotiana a Óscar de los Reyes

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Óscar de los Reyes.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? La Alhambra de Granada.

¿Prefiere los animales a la gente? No son incompatibles, depende de qué animal y de qué tipo de gente.

¿Es usted cruel? Nunca.

¿Tiene muchos amigos? Amigos muy pocos, conocidos, amiguetes o similares muchos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Lealtad.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Pocas veces.

¿Es usted una persona sincera? Sí, me gusta hablar con franqueza y sinceridad, lo que en ocasiones atrae los problemas.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Leyendo, viajando, investigando, amando...

¿Qué le da más miedo? La enfermedad, sobre todo de las personas a las que quiero.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Hoy en día pocos asuntos me escandalizan, con todo sí lo hace la maldad humana.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? No lo sé, escribo desde que tengo uso de razón, a mis compañeros de pupitre los traía “fritos” con mis innumerables cuentos e historias.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Natación, senderismo, aunque no lo suficiente.

¿Sabe cocinar? Sí, cocina tradicional.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Juana I de Castilla, para contar la verdad.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Libertad.

¿Y la más peligrosa? Libertad..

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Ya lo hago en mis novelas, es una gran terapia, un desahogo.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Procurar la felicidad de los ciudadanos, como decía La Pepa, la Constitución de 1812, deberían aprender todos los políticos actuales de dicha Carta Magna.

 Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? No me lo he planteado, pero tener la voz de Raphael y ofrecer esos conciertos durante decenas de años no estaría nada mal.

¿Cuáles son sus vicios principales? El chocolate puro, que amargue, puro cien por cien.

¿Y sus virtudes? Sinceridad, lealtad, esfuerzo, soñador...

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? He pasado por ese trance y, sinceramente, aún con la angustia y la desesperación solo pensaba en salvarme.

T. M.