lunes, 25 de diciembre de 2023

Entrevista capotiana a Nacho Ibernón

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, del autor Nacho Ibernón.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Seguramente el laberinto de personas y emociones que representa Nueva York.

¿Prefiere los animales a la gente? Las personas somos animales y, cuando nos organizamos o desorganizamos, nos convertimos en gente.

¿Es usted cruel? Podría llegar a serlo, pero no me he estrenado aún.

¿Tiene muchos amigos? Creo que sí, son animales-gente como yo.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Sin humor es imposible afrontar todo esto, eso para empezar. Ése sería el dresscode para entrar en mi fiesta de amigos. Si has encontrado el modo de reírte de ti mismo, lo demás es bastante secundario.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, ese rol decepcionante queda para mí.

¿Es usted una persona sincera? A veces, según me dé. Hablo todo el rato conmigo mismo, me digo verdades y mentiras, pero mi tendencia hacia afuera es más bien callada. Tengo querencia a dejar de relacionarme, a decir y hacer cada vez menos cosas ahí fuera.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? He descubierto que si no estoy al menos semiocupado me pongo malo, mareado, aturdido. Es un problema serio, anti paz duradera. Un pequeño drama personal del primer mundo.

¿Qué le da más miedo? La muerte trágica de los demás, el dolor.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Por un lado, la impostura, que es el signo de los tiempos. Por otro los informativos, que demuestran a diario en distintos pases lo bobos y homicidas que somos los humanos.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? El resto de cosas que hago cuando no escribo son muy creativas. Hoy prepararé ensalada de canónigos y burrata junto a brochetas de gambas y pimientos con mi hija de ocho años. Mientras intentemos no destruir la cocina, estaré cargándome de alegría y párrafos para volver a escribir pronto.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Siempre estoy intentando salir a correr. Al menos una vez en semana. Y cuidado, a veces lo consigo. Hubo un tiempo en que lo lograba incluso dos veces por semana. Mi agenda y mi cansancio me lo impiden a menudo, pero por suerte me he buscado un amigo runner, que es hijo mío, y que tira de mí. Trotar junto a tu hijo durante 40/45min cruzando una avenida es desestresante además de una metáfora preciosa. Felicidad anaeróbica.  

¿Sabe cocinar? Decir que ‘estoy aprendiendo’ sería un chiste. Estoy aprendiendo.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Tal vez Ricardo Reis, que tiene una sombra preciosa sobre el empedrado de la Rua Augusta.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Entrevistacapotiana.

¿Y la más peligrosa? Rutinaria.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No por el momento. Espero que no me pase.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Tiendo a terminar votando por alguien. O sea de tendencia votante, no militante. Muy analítico y crítico. Me parece fascinante la política, muy útil.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Guitarrista con una colección de 100 guitarras eléctricas, estrella del rock mundial, super héroe en innumerables conciertos que tienen lugar en los mejores estadios del mundo.

¿Cuáles son sus vicios principales? Soy colchonero practicante. Voy a condenarme.

¿Y sus virtudes? Seguramente la perseverancia, que por el momento se ha mantenido firme durante 46 años.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Imagino que sobrevolarían las diapositivas de los momentos más importantes en nuestras vidas: Don Draper conduciendo de vuelta a casa, la moción de investidura de Ramón Tamames, la retirada de Magic Johnson, la mirada de Antonio López, el Óscar honorífico a Redford, un párrafo de Platero, no sé.

T. M.