miércoles, 24 de enero de 2024

Entrevista capotiana a Edgar Borges

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Edgar Borges.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Un bosque, pienso en varios que he conocido; ahora me viene a la mente uno que visitaba mucho de niño en Caracas. 

¿Prefiere los animales a la gente? Todo depende de la gente. 

¿Es usted cruel? La crueldad hoy es noticia, así que yo no lo soy. 

¿Tiene muchos amigos? Los justos como para no llenar el salón de mi piso. 

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que estén vacunados contra la amargura y el cinismo. 

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Sí, la decepción es una sensación en auge. 

¿Es usted una persona sincera? Eso tendrían que responderlo los amigos que no llenan el salón de mi piso. 

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? No haciendo nada, cuando mucho mirando la vida ajena. 

¿Qué le da más miedo? La falta de movimiento. 

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La víctima que se convierte en verdugo. 

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Sería astronauta. 

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Antes practicaba fútbol, ahora camino sin parar. 

¿Sabe cocinar? No mucho, o, mejor dicho, casi nada. 

Si el Readers Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Arthur Rimbaud. 

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Ojalá. 

¿Y la más peligrosa? Cinismo. 

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. 

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Una izquierda aún por diseñar. 

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Un gato. 

¿Cuáles son sus vicios principales? El café, el chocolate, el vino. 

¿Y sus virtudes? Saber jugar. 

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Me vería abrazando a mis dos hijas y a mi gata. Luego me vería corriendo por una calle por donde iba de niño. Correría y correría hasta desaparecer.

T. M.