En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Pedro Learreta.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder
salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Una tienda de discos,
en una ciudad inglesa, a principios de los años setenta, acaba de publicarse
HUNKY DORY de David Bowie, lo acaban de poner en el equipo de alta fidelidad… y
nos quedamos encerrados para siempre.
¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero
algunos animales (mi gata Moon, por ejemplo) a muchas personas (no daré
nombres).
¿Es usted cruel? No,
en absoluto, pero hay días en los que puedo escuchar la misma canción veinte o
treinta veces seguidas … (quizás eso sea crueldad para algunos).
¿Tiene muchos amigos? Excelentes, pocos; muy buenos, unos cuantos; buenos, muchos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos? Conversación y capacidad de escucha mutua, poder hablar durante horas de
lo que sea sin quitarnos la palabra ni pegar nuestro rollo.
¿Suelen decepcionarle sus amigos? Ya no, a mi edad no queda margen.
¿Es usted una persona sincera? Prefiero no responder a esta pregunta, así no tengo que mentir.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Escuchando discos,
leyendo libros, viendo películas, escribiendo. Y, en lo que resta, durmiendo.
¿Qué le da más miedo? Ahora
mismo, la suplantación del hombre por la Inteligencia Artificial. Y el
Reggaeton en sus múltiples variantes.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice? La desfachatez de algunos políticos (no daré nombres,
porque en estos días es tan obvio de quien hablo…).
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho? Ser abogado (que es a lo
que me dedico, con entusiasmo, en mi vida diaria).
¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí, me
gusta salir a correr (siempre con música en mis oídos); se tienen grandes ideas
literarias cuando se está corriendo de noche, por cierto.
¿Sabe cocinar? Cada vez peor…
Si el Reader’s
Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje
inolvidable», ¿a quién elegiría? Un imposible: Billy Wilder reencarnado
en Bob Dylan.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Esperanza.
¿Y la más peligrosa? Abuso.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí, por supuesto, me
sigue pasando cuando escucho Reggaeton, por cierto…
¿Cuáles son sus tendencias políticas? Ufff… Liberal,
librepensador, defensor de la libre asociación de ideas, creyente en la
libertad y la igualdad, en la fuerza de la razón y de las ideas.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Una
estrella del rock and roll en la época gloriosa (las décadas de los setenta y
ochenta).
¿Cuáles son sus vicios principales? El descanso.
¿Y sus virtudes? La conversación.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Si es en el mar… una sirena bellísima, con forma de actriz de Hollywood o
cantante de los Fleetwood Mac, me rescata y me deposita en una cueva en la que
me promete amor y ternura hasta la eternidad.
T. M.