domingo, 17 de marzo de 2024

Entrevista capotiana a Marta Renato

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Marta Renato.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Un pueblo tranquilo en los Pirineos.

¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero a la gente; me gusta conocer gente nueva porque siempre aprendo algo. Aunque también necesito soledad en pequeñas dosis.

¿Es usted cruel? En mi faceta de escritora debo ser cruel. Los protagonistas que no sufren no mueven la historia ni son interesantes, así que después de crear los personajes con mimo, inventar su pasado, familiarizarte con su carácter y su forma de pensar… ¡toca hacerlos sufrir! Y no negaré que a veces disfruto ideando situaciones límite que los obligan a tomar decisiones imposibles.

¿Tiene muchos amigos? Mi círculo de amigos es reducido. Me gustaría conservar mejor algunas amistades, pero las distancias y los deberes del día a día lo dificultan.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? No busco cualidades, sino personas con las que sienta cierta conexión.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Todo el mundo decepciona de vez en cuando. Yo he decepcionado muchas veces a los que más quiero.

¿Es usted una persona sincera? Sí, no suelo mentir, aunque también me callo muchas verdades que sé que no gustarán.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Viajando con mi familia y leyendo en los ratos de descanso.

¿Qué le da más miedo? Un estado de desesperanza y estancamiento, con la certeza de que todos los días futuros serán iguales, sin expectativas ni ilusiones nuevas, y que no podré escapar.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Quizá las mentiras manifiestas, esas que demuestran que el mentiroso está tratando de tontos a los demás.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Me considero escritora porque escribir es la ocupación que más me apasiona y me llena, pero la administración pública es quien paga mis facturas. Empecé una carrera en ciencia y abandoné por la precariedad laboral del trabajo de investigación. Entonces, me especialicé en comunicación científica y en mi empleo actual cumplo sobre todo tareas de gestión.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Natación.

¿Sabe cocinar? No se me da muy bien porque tiendo a inventarme las recetas sobre la marcha y el resultado no siempre es el esperado.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A una mujer emprendedora en una región con un desarrollo económico bajo. He leído algunas historias sobre ellas muy esperanzadoras.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Sabiduría.

¿Y la más peligrosa? Nosotros, en contraposición a ellos (o cualquier otra forma de hacer referencia a un colectivo que consideramos separado, distinto y con menos derechos).

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Solo a ciertos personajes de mis historias que me complican la trama y acabo pensando si puedo matarlos de alguna forma rápida.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy de izquierdas, aunque los últimos meses he estado bastante desconectada de la política. Los políticos sí que me decepcionan constantemente, mucho más que mis amigos.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Me conformo con ser la persona que soy. O quizá me gustaría ser una persona que no padezca migrañas.

¿Cuáles son sus vicios principales? Tengo debilidad por los dulces.

¿Y sus virtudes? Que suelo abstenerme de opinar sobre temas que no me conciernen.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Mis últimos pensamientos serían para mi familia.

T. M.