lunes, 2 de septiembre de 2024

Entrevista capotiana a Joaquín Camps

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Joaquín Camps.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Mi cabeza.

¿Prefiere los animales a la gente? Depende de los animales y de la gente.

¿Es usted cruel? Intento no serlo, ni con los otros ni conmigo mismo, pero no siempre se consigue.

¿Tiene muchos amigos? Para el jijijaja, montones. De verdad, pocos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Para el jijijaja, pues eso, que sepan echarle humor a la vida. Para los amigos de verdad, además, necesito que sean buenas personas y personas inteligentes. Por ese orden.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Una vez leí que un amigo es esa persona que, si le das el tiempo suficiente, acabará por decepcionarte. Pero eso debió de decirlo un cínico, y como escribí en mi novela Lo Inesperado: “… ya se sabe que los cínicos son esas personas que necesitan decir cosas muy originales para que no se les note que su vida es una porquería”.

¿Es usted una persona sincera? Si te digo que no, entraríamos en una paradoja irresoluble que volvería esta entrevista muy rara. Así que la respuesta es sí.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Trabajando. Y no es una boutade, lo digo muy en serio: me lo paso bomba trabajando, porque tengo la suerte de trabajar en lo que me gusta. Y el resto del tiempo libre me aburro, porque sin aburrimiento no hay creatividad.

¿Qué le da más miedo? Qué me falle la cabeza. Una demencia senil o un Alzheimer, por ejemplo. Lo he conocido de cerca y asusta mucho. Quedarte encerrado dentro de ti sin ser ya tú. Y volvemos a la primera pregunta que me has hecho…

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? El egoísmo. Soy de los que piensan que si quieres ver a un malvado absoluto, busca a un egoísta absoluto.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?Lo que he hecho: ser profesor. Si en el aula no tienes creatividad estás perdido.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Ninguno, excepto pasear. Camino mucho, sin ir a ningún sitio. Tan solo porque me aburro. Y paseando y aburriéndome es cuando me vienen las ideas más creativas.

¿Sabe cocinar? No. Pero me encanta comer. Ahora que lo pienso, esto podría ser un poco egoísta… y ya sabemos que el egoísmo y la maldad… : )

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Hay muchos, pero por decir un nombre, Woody Allen. Me parece alguien brillantísimo.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Soy muy malo con los idiomas, a duras penas me defiendo en castellano (esto tampoco es una boutade), por lo que contestaré con un pensamiento de Cameron, la protagonista de mi nuevo thriller, La oscuridad que habita en mí. Ella es estadounidense pero licenciada en literatura española, por lo que seguro que responde a la pregunta mucho mejor que yo: “¿Soy la única que siente que la palabra «libélula» tiene más colores que las propias libélulas? ¿O que los fonemas de «acueducto» están tan bien equilibrados como los arcos de la mismísima cons­trucción? Descubrir nuevas palabras me llena de paz, por­que al ponerle nombre, el universo me parece un lugar menos hostil”.

¿Y la más peligrosa? Profesional. Cuando escucho que alguien se define a sí mismo como un profesional, me hecho a temblar.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí, un montón de veces. De hecho, desconfío de la gente que nunca ha querido matar a alguien, son los que suelen acabar haciéndolo.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Nunca le pregunto a nadie cuánto dinero gana, con quién se acuesta ni a quién vota.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Un hombre. Ser una cosa es muy aburrido.

¿Cuáles son sus vicios principales? Las personas.

¿Y sus virtudes? Confesables no tengo ninguna.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? No sé muy bien qué es el “esquema clásico”, pero si me estuviese ahogando creo que no estaría para muchas imágenes. Cualquiera que se haya visto arrastrado por la corriente en la playa en verano, sabrá de lo qué le estoy hablando: las muertes violentas suceden, sin más. Quizás lo único bueno que tienen es eso, que no te dan tiempo a pensar. Y una imagen es un tipo de pensamiento.

T. M.