miércoles, 24 de diciembre de 2025

Entrevista capotiana a Fernando Trujillo Sáez

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Fernando Trujillo Sáez.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Si hablamos de una ciudad, Granada; si hablamos de un lugar, probablemente una biblioteca.

¿Prefiere los animales a la gente? Prefiero a la gente buena por encima de los animales, pero es muy probable que mis dos perros – y muchos otros animales – sean bastante “buena gente”.

¿Es usted cruel? Decididamente no.

¿Tiene muchos amigos? Afortunadamente, sí, pero el mérito es de mis amigos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Fundamentalmente, buen corazón, inteligencia y mucho sentido del humor.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? En realidad lo normal es que me sorprendan por su generosidad.

¿Es usted una persona sincera? La sinceridad es una buena base para una comunicación satisfactoria, pero eso no implica hablar sin pensar en las consecuencias de nuestras palabras.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Mi tiempo libre lo dedico a actividades poco originales, pero muy necesarias: hacer deporte, leer y escuchar música.

¿Qué le da más miedo? La enfermedad que incapacita y aísla.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La violencia en todas sus formas.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Si no fuera ni escritor ni docente, sería “piloto de aeroplano”, como cantaba El Último de la Fila, o cualquier otra profesión que implique viajar y conocer mundo.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Voy al gimnasio diariamente con mi pareja. Ella cree que es por hacer deporte y yo sé que es por estar con ella.

¿Sabe cocinar? Lo justo para no haber muerto de hambre en mi época de estudiante, pero me apaño con la freidora de aire. Es decir, no sé cocinar.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A cualquiera de los muchos intelectuales y creadores vinculados con la Institución Libre de Enseñanza, especialmente alguna de las mujeres de ese grupo, como María de Maeztu o María Goyri.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? En tiempos de IA, me llena de esperanza la palabra “meraki”.

¿Y la más peligrosa? Me parece muy peligrosa la palabra “incomprensión”.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No entra ni en mis planes ni en mi concepción de la vida.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy claramente progresista, es decir, creo en la justicia social, en el estado del bienestar y en los derechos humanos.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Creo que en otra vida he sido el perro semihundido de Goya.

¿Cuáles son sus vicios principales? Probablemente, mi vicio principal es el trabajo.

¿Y sus virtudes? Si tengo alguna, probablemente sea el buen carácter: no me enfado fácilmente.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Sin lugar a dudas, la imagen de mis hijos y sus posibles futuros.

T. M.