miércoles, 3 de diciembre de 2025

Entrevista capotiana a Julio Vera García

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Julio Vera García.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Triana, un barrio espectacular y que lo tiene todo.

¿Prefiere los animales a la gente? No, prefiero a la gente y a la riqueza que cada persona puede aportar en tu vida.

¿Es usted cruel? Si alguna vez lo he sido, ha sido de manera inconsciente. Sí que es cierto que dentro de esa crueldad, a quienes mayor daño se le hace siempre es a las personas que más te quieren.

¿Tiene muchos amigos? Pues tengo la suerte de poder afirmar que sí. Aunque hay un escalón superior en el que tengo a mis amigos más íntimos, con los que más confianza tengo, con los que podría confiarle cualquier problema gordo o intimidad. Esos son unos pocos, pero me congratulo de poder contar con ellos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Sinceridad, cercanía, disponibilidad, actitud crítica y que me sepa decir claramente cuando no tengo razón o estoy equivocado. No busco alguien parecido a mí, sino todo lo contrario, que discrepe conmigo y tenga puntos de vistas distintos.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, porque si no dejarían de serlo. Puedes encontrarse alguna desavenencia, pero no llegar al grado de decepción.

¿Es usted una persona sincera? Intento serlo. Claridad, transparencia y nada de máscaras, salvo cuando voy cada año a Venecia en carnaval con mi mujer.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Me gusta leer, escribir, idear y crear. Viajar con mi familia y conocer culturas distintas y, sobre todo, su gastronomía.

¿Qué le da más miedo? Las arañas. No las soporto. Pero también me da miedo el sufrimiento, en particular, de las personas que más quiero.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Llegados a los momentos que estamos viviendo, con las noticias que nos ofrecen los medios de comunicación, creo que escandalizarse es un término que ya parece ir adoptando tintes de naturalidad.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Siempre me ha apasionado el arte, una vertiente muy distinta a la mía como científico licenciado en Ciencias Físicas.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Hago entre 50 y 60 minutos de bicicleta estática todas las mañanas.

¿Sabe cocinar? Sí. Es algo que me encanta, me relaja y me permite evadirme del ajetreo del día a día. Intento probar y experimentar con cosas distintas y tocar todos los palos.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Sobre María, la madre de Jesucristo. Por muchos motivos, pero fundamentalmente por su humildad, fidelidad, fe, obediencia, amor, fortaleza, generosidad, lealtad, sinceridad…

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Amor.

¿Y la más peligrosa? Envidia.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. Rotundamente.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Aquellas que no ataquen o vayan en contra de mi desarrollo profesional.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Director de cine.

¿Cuáles son sus vicios principales? La buena gastronomía y viajar siempre que puedo.

¿Y sus virtudes? No creo ser la persona más idónea para resaltar esas cualidades positivas aunque me he de inclinar por las virtudes teologales y en particular la esperanza.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Supongo que los momentos de felicidad y aquellas personas que han contribuido de una u otra manera a que los sueños se hicieran realidad. Pero, debido a lo inconformista que siempre he sido, seguro que un momento tan angustioso además de lo bueno y mucho que se ha hecho en la vida, siempre existirá algún recuerdo para lo que ha quedado pendiente por hacer.

T. M.