viernes, 26 de diciembre de 2025

Entrevista capotiana a Leslie G.

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Leslie G.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Si pudiera vivir en un mundo de fantasía, viviría en el Bosque Azul de Elsseria. En el mundo real, en una playa con bosques.

¿Prefiere los animales a la gente? Depende del vínculo que tenga con el animal o la persona. En general, prefiero estar rodeada de animales que de gente, pero no sacrificaría a la humanidad por salvar a las hormigas.

¿Es usted cruel? No. No creo haber cometido un solo acto de crueldad en toda mi vida, ni con personas ni con animales. Siento un profundo desprecio por quien la ejerce.

¿Tiene muchos amigos? No. Tengo varias amistades, conocidos, compañeros, a quienes ayudaría sin dudarlo. Pero mi círculo de amigos de verdad es pequeño. Soy muy selectiva, y mis habilidades sociales tampoco ayudan demasiado.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Empatía, honestidad, optimismo e inteligencia, en ese orden. Que sean personas buenas y que transmitan luz. Es una frase simple, pero lo resume bien.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Muy poco. Mis amigos de verdad nunca me decepcionan porque no los elegí a la ligera. Sobre los demás, entiendo que el ser humano es complejo por naturaleza.

¿Es usted una persona sincera? Sí. Valoro profundamente la sinceridad. Creo que la vida sería más fácil si todos fuésemos un poco más transparentes.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Me gustan las actividades al aire libre, leer, ver televisión (en menos medida), jugar videojuegos y, por supuesto, escribir.

¿Qué le da más miedo? La muerte.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La crueldad, la falta de empatía, la personas que se colocan por encima de las otras.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? También soy ingeniera. En esa profesión, uso mi lado creativo para simplificar y resolver problemas.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí. Me gusta nadar y correr. También practico musculación, pero este último es solo por disciplina.

¿Sabe cocinar? No. Jajaja, cocino solo lo básico.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A Kvothe, de El Nombre del Viento.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Soñar.

¿Y la más peligrosa? Ignorancia.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? No. Aunque pienso que el mundo hubiera estado mejor sin ciertas personas, como Hitler.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Soy de origen cubano y sufrí en carne propia los horrores del régimen. Respeto profundamente la libertad y siento una fuerte aversión por los dictadores.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? En un mundo de fantasía, sería una mariposa en el Bosque Azul de Elsseria. En la vida real seguiría queriendo ser yo.

¿Cuáles son sus vicios principales? A veces me cuesta leer a las personas: si no lo dicen por las claras, se me hace difícil adivinar qué quieren o piensan. Ojalá todos anduviéramos con un manual de instrucciones colgado del cuello. Me siento fatal cuando estoy rodeada de mucha gente.

¿Y sus virtudes? Soy inteligente y pragmática, pero también soñadora, intensa y perseverante. Tengo una fuerza interior que me levanta incluso en los peores momentos. Siempre me levanto, creo que esa es mi mayor virtud.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? El rostro de mi hija.

T. M.