sábado, 12 de noviembre de 2011

Hemingway en fotos y a lo grande




Es el escritor contemporáneo más retratado, el que acumula una mayor presencia pública, y además en sitios tan emblemáticos como París, Pamplona y Madrid, La Habana y Florida, África; hay un gran número de libros que siguen su vida mediante fotografías, caso del que firmó David Sandison y que publicó Ediciones B en 1998, magnífico. Pero ahora el lector tendrá al alcance un volumen mejorado, colosal, definitivo por lo que hace a las instantáneas conservadas del autor que, a los 61 años se quitó la vida con una escopeta.

En el prólogo, su nieta Mariel lo define así: «Un hombre de la cabeza a los pies, cazador, pescador en mar abierto, amante de la comida y el buen vino, de palabra clara y precisa, mi abuelo». Y sin embargo, la actriz no conoció al autor, pues nació tres meses después de que falleciera. Pero el peso de ese apellido, tal como insinúa, sin duda la habrá seguido de continuo. Y algo similar quizá sufriría su hermana Margaux, modelo, intérprete y también suicida el 1 de julio de 1996, en la víspera del aniversario de la muerte del que apodaron «Papá».

Mariel, pues, hace de anfitriona libresca y reclamo glamuroso dándole caché genealógico al libro, pero el trabajo de estas 200 páginas, traducidas del francés, de Hemingway. Homenaje a una vida viene a cargo de Boris Vejdovsky, profesor de la universidad de Lausana y miembro de la Hemingway Society. Él es quien se ha nutrido de mil y un estudios sobre el Nobel y ha estructurado el libro en ocho bloques para demostrar cómo «transformó el mundo donde vivió y el paisaje de la prosa angloamericana y mundial más que ningún otro autor del siglo XX. Sus personajes, que reflejan al hombre y lo trascienden, así como el personaje que fue él mismo, le dieron un renombre que muy pocos escritores alcanzarían en su siglo».

El lector podrá viajar a la infancia de Hemingway y ver su álbum de familia, al bebé en su cuna y al niño de 5 años ya pescando con mirada desafiante, incluso sosteniendo un arma encima de una barca. Nace en el seno de una familia acomodada y puritana, y hasta se conserva una foto en la que sale escribiendo en el campo, muy joven. Todas sus vocaciones (la pesca y la caza, el boxeo y la literatura) se asientan en la adolescencia, y de ellas hay cumplidas fotos, excelentes, así como de la Europa que encontró en 1918, cuando participó en la Gran Guerra, en Milán.

El resto es conocido, y aquí surge documentado de maravilla: su grave herida por la artillería austríaca y posterior rehabilitación, más la relación amorosa con una enfermera que le inspira Adiós a las armas, su retorno como héroe... Esa contienda no será la última: el libro muestra imágenes de él durante la Guerra Civil Española y en la liberación de París en 1944, con el ejército de EE UU. Es el Hemingway combativo, corresponsal de guerra y narrador de cuentos insuperables. La lucha y el ocio van a irse mezclando en su vida gracias a sus estancias en «Europa: campo de inocencia y de experiencia», como reza un capítulo. Llamativas son las fotos del París que conoció en los 20 y en los que se hizo definitivamente escritor, y aquellas en las que lo vemos esquiando en Suiza.

Toreros que enla plaza se dirigen al escritor; un respetuoso Hemingway sentado junto a la cama de Pío Baroja en sus días finales; con Ava Gardner en un cortijo; pescando en Cayo Hueso en 1928; en la barra del bar habanero Floridita; riendo con su amiga Ingrid Bergman; y al fin paseando por los bosques de Idaho un año antes de quitarse la vida. Este gran volumen, con tantas imágenes que aún eran inéditas para nosotros, es una forma de seguir celebrando la impronta del escritor más popular y legendario de la última centuria.

Publicado en La Razón, 12-XI-2011