En el mastodóntico aeropuerto de
Atlanta, recuerdo, en una escala desde el Caribe hacia España, un pasillo
presuroso, esos suelos de transición, para los peones viajeros que no quieren
llegar tarde. Y en la prisa con los ojos hacia delante, los demás van y vienen,
yo me detengo. Se congela el tiempo, y con ello la historia; miles de pasos por
minuto se extienden por delante de una instalación que recuerda a Martin Luther King:
fotos, textos manuscritos, incluso objetos personales. Luego, retomo el camino
y, a la espera de abordar, me siento a leer a Charles Bukowski, un gran cuento, sórdido
y a la vez romántico, “Ruido y pasión”, que dice: “Cada vez era una novedad;
así era con una buena mujer”.
Se refiere al sexo, pero también valdría para todo lo demás.
Se refiere al sexo, pero también valdría para todo lo demás.