miércoles, 29 de mayo de 2013

Entrevista capotiana a Andrés Barba

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Andrés Barba.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Madrid.
¿Prefiere los animales a la gente?
Jamás.
¿Es usted cruel?
A veces sí.
¿Tiene muchos amigos?
Sí, y es una de las cosas de las que más orgulloso me siento.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Me resulta difícil responder a esta pregunta. Y me intriga saber por qué.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Muy pocas veces.
¿Es usted una persona sincera?
Sorprendentemente sincera para ser un mentiroso compulsivo. 
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Haciendo ejercicio y leyendo, yendo al cine, cocinando, haciendo fuego, tratado de matar palomas con un tirachinas.
¿Qué le da más miedo?
Ser violento en un ataque de locura.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Que alguien haga daño a otra persona sin ningún beneficio. El mal gratuito.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Montar un horno, algo con fuego y con pan, un horno, una pizzería.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Juego al tenis y corro.
¿Sabe cocinar?
Cocino muy bien.
Si el Reader’sDigest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A algún borrachín simpático.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Redención.
¿Y la más peligrosa?
Justicia.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Por supuesto.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Ingenuidad amistosa a la izquierda.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un gran cocinero.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El ansia, la indiferencia.
¿Y sus virtudes?
La transigencia, la flexibilidad.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me gustaría que fuera una imagen de mi mujer haciendo el amor.

T. M.