miércoles, 3 de julio de 2013

Entrevista capotiana a Laura Freixas

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Laura Freixas.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Una gran ciudad (que no es lo mismo que una ciudad grande: la diferencia es que en una ciudad grande hay mucho –mucho espacio, muchas calles, mucha gente-, y en una gran ciudad hay mucho y además, variado: diferentes razas, tradiciones, nacionalidades, estéticas…).
¿Prefiere los animales a la gente?
Los animales no me dicen nada. No han escrito libros, ni pintado cuadros, ni compuesto música, ni hacen películas…
¿Es usted cruel?
Que yo sepa no.
¿Tiene muchos amigos?
Los justos para poderles llamar amigas/amigos de verdad. O sea, una o dos docenas.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que sean buenas personas y buenos interlocutores.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Me preocupa más la posibilidad de decepcionarles yo a ellas/ellos.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí. Y creo que me habría ido mejor en ciertos aspectos de mi vida si hubiera sido un poco más hipócrita, calculadora, interesada.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Me encanta estar con mi pareja, estar con mis hijos, charlar con mis amigas y amigos, leer y viajar.
¿Qué le da más miedo?
Lo mismo que a todo el mundo, y además, el fracaso literario. No me refiero al de puertas afuera, sino a perder la capacidad de escribir o no ser capaz de hacerlo con la calidad que me gustaría.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La corrupción. El machismo flagrante.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Escenografías de óperas.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Nadar, y hasta que pusieron ascensor en mi edificio –hace unos meses-, subir y bajar 5 pisos varias veces al día.
¿Sabe cocinar?
Sí, y me gusta mucho, si no tengo que hacerlo por obligación.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
La escritora brasileña Clarice Lispector, una genia de la literatura, a la que me gustaría tanto haber conocido… Tengo publicada una biografía sobre ella: Ladrona de rosas, ed. La Esfera de los Libros, 2010.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Cultura.
¿Y la más peligrosa?
Biología.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No me disgustaría darle a un botón y que de la faz de la tierra desapareciera Berlusconi.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Feminismo.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Bastante me ha costado llegar a ser lo que soy, que es más o menos lo que he querido ser siempre, desde pequeña. No me quedan energías para inventar otra cosa.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Siento una pasión inconfesable por el orden en casa.
¿Y sus virtudes?
Eso, que lo digan los demás.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Las de las personas queridas y los libros que he escrito.

T. M.