Fue uno de los
momentos más emocionantes, no solo de mi trayectoria literaria, sino también
humana. Hace poco más de un año, a las puertas de la Semana Santa del 2013,
recibí en el precioso y recóndito pueblo navarro de Lerín el Premio
Internacional de Crítica Literaria Amado Alonso, por el libro, luego editado
por Pre-Textos, La pasión incontenible. Éxito y rabia en la narrativa norteamericana. La visita, familiar y
numerosa e internacional, las mágicas casualidades que se cruzaron en mi camino
desde el momento en que envié el manuscrito, cuando por una señal de una
ternura insuperable supe que iba a
ser el ganador –la maravillosa anécdota la expliqué en el discurso que leí al
recibir el galardón, en el ayuntamiento, en un acto solemne, con políticos, académicos y un miembro del jurado– y el hecho de ser atendido tan generosamente por las gentes
que forman parte del premio solamente me llevan a animar a todo el mundo a que
participe en la siguiente edición, cuyas bases se pueden consultar aquí.