martes, 2 de diciembre de 2014

Entrevista capotiana a Ángel Mora Casado

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Ángel Mora Casado.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi casa, pero a ser posible con una buena piscina y un jardín de ensueño.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero a las personas, aunque algunas sean más peligrosas que los animales.
¿Es usted cruel?
Adrede no, aunque todos lo somos un poco. Alguna vez sí qué he sido cruel, pero conmigo mismo.   
¿Tiene muchos amigos?
No, sólo algunos pocos viejos amigos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Ninguna, la amistad es como el amor: se siente o no se siente.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Alguna vez, pero no le doy importancia, creo que a ellos les pasa lo mismo conmigo.
¿Es usted una persona sincera? 
A veces sí y a veces no. Hay que ser muy puro para decir siempre la verdad, en principio porque nadie la sabe, y después porque nadie la soporta. 
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Tumbado en el sofá, sin hacer nada.   
¿Qué le da más miedo?
Todo aquello que no pueda controlar.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Todo y nada. La vida es un continuo escándalo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
De haber podido… nada… Pero me eligió la poesía.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
No, no me gusta el esfuerzo, jamás lo he practicado y espero no tener que practicarlo nunca.
¿Sabe cocinar?
Sólo preparar café y aliñar una ensalada.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Pues ahora mismo no caigo. Pero todos somos personajes inolvidables.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Más que una palabra sería un suspiro, un hondo suspiro de alivio.
¿Y la más peligrosa?
Quizás la palabra Verdad y la palabra Mentira, las dos son un cuchillo de doble filo.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Matarlo no, pero “jincharlo” a palos…
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Siempre me he sentido de izquierdas, pero en estos tiempos detesto la política.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Flor de un día: es suficiente.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La pereza, que debería ser una virtud,  y muchos más, todos inconfesables.
¿Y sus virtudes?
La compasión, que debería ser un vicio: me derrito cuando alguien llora.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Supongo que el rostro de mi madre, un túnel, un campo en primavera, pero no imagino exactamente qué imágenes vendrían a mi mente en ese terrible trance.

T. M.