sábado, 20 de diciembre de 2014

Entrevista capotiana a Eva Puyó

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la «entrevista capotiana» con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Eva Puyó.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Me gusta mucho Zaragoza, he vivido en esta ciudad toda la vida. Voy con cierta frecuencia a Madrid, donde se encuentran mi hermana y algunos amigos, y a Huesca, de donde es mi novio. Con él hago un par de viajes largos al año, normalmente a alguna ciudad europea. Me rebelo ante la idea de no poder salir jamás de Zaragoza. La ciudad y quienes vivimos en ella seríamos mucho peores. Espero que eso no suceda nunca.  
¿Prefiere los animales a la gente?
No. Las personas me resultan infinitamente más interesantes.
¿Es usted cruel?
No. Eso no quiere decir que no haya herido en alguna ocasión a personas a quienes quiero. Espero que me hayan sabido perdonar.
¿Tiene muchos amigos?
Ahora mismo, mientras respondo a esta pregunta, pienso en algunos amigos, no demasiados, a quienes quiero mucho y admiro. Me acompañan, incluso cuando no están conmigo.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Me gusta que digan lo que piensan y que tengan criterio propio. Aunque no coincidamos en todo, hay ciertas bases que debemos compartir. Me gusta que tengan un cierto atractivo. Me gusta que sean inteligentes, que tengan sentido del humor y que sean bondadosos. Me gusta que tengan curiosidad por el mundo, que podamos hablar de un estreno de cine, de un restaurante que acaban de abrir o de un libro que nos ha gustado.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Me imagino que del mismo modo en que yo a veces también les decepciono. Quiero a mis amigos con sus imperfecciones.
¿Es usted una persona sincera? 
Con quienes tengo confianza y cierta afinidad me gusta, especialmente, decir lo que pienso. Aunque a veces tengo la tentación de callarme, creo que no hay que renunciar a expresar las opiniones propias en ambientes menos cómplices.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No me gusta demasiado esa distinción entre tiempo libre y trabajo. Como me gano la vida como bibliotecaria se podría decir que escribo en mi tiempo libre y no sería falso, porque es cierto que tengo que sacar ratos aquí y allá. Escribir es también dedicar menos tiempo a cosas que me gusta hacer, como leer, ir al cine, caminar por la calle o estar con los amigos.
¿Qué le da más miedo?
Me da miedo perder los recuerdos. No me gustaría que las personas que me rodean descubriesen un día que ya no las reconozco. Ahora mismo, de lo que está pasando por el mundo, me da bastante miedo el Estado Islámico. Es como una pesadilla hecha realidad.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandalizan muchas cosas, y espero que no dejen de escandalizarme. Voy a repetir una frase que decía el escritor Félix Romeo: “Quiero para los demás lo mismo que quiero para mí”. Me escandaliza que haya personas que pasan hambre, que no puedan expresarse libremente, que se les impida acudir a la escuela, que se las obligue a casarse con quien no quieren…  
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Trabajo en una biblioteca pública, en un barrio de Zaragoza. Antes de ser escritora quise ser actriz. A veces me pregunto si alguna vez dejaré de escribir, del mismo modo que los deseos de ser actriz me abandonaron por completo hace unos años. Si eso sucediera significaría que algo ha muerto en mí.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Me gusta mucho caminar.
¿Sabe cocinar?
Sí, mi madre me enseñó. Con mi novio he aprendido a añadir a los platos que sé cocinar algún sabor nuevo, inesperado. Las plantas aromáticas que tengo en la terraza me dan bastante juego.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Félix Romeo. Hay un antes y un después de conocerle.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Democracia. Creo que de vez en cuando hay que reivindicar esta palabra, que yo encuentro llena de esperanza, al mismo tiempo que no debemos dejar de trabajar para mejorar la que tenemos.
¿Y la más peligrosa?
Independencia.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Odiar a alguien hasta el punto de querer matarlo es su victoria. Prefiero dedicar mi tiempo y mi energía en las personas a quienes quiero. Existe el mal, para combatirlo no estoy de acuerdo con emplear la pena de muerte.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Intento pensar por mí misma, no al dictado de las consignas de un determinado partido político. Aunque en las elecciones entiendo que hay que votar una propuesta concreta. A día de hoy, me gustaría que se unieran UPyD y Ciudadanos. Es una opción que me resulta ilusionante.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Si la pregunta se refiere a otra cosa que no fuera un ser humano, la verdad es que nunca he sentido deseos de convertirme en algo diferente. Pero, bueno, si un genio saliera de una botella y me dijera que no tengo otra alternativa, pediría cambiarme por una vacuna contra alguna enfermedad, como el cáncer o el sida.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Soy dormilona, y me encanta comer y beber.
¿Y sus virtudes?
Cuando pienso en mis supuestas virtudes, me doy cuenta que les puedo dar la vuelta y considerarlas defectos. Dejémoslo en que quienes me conocen escojan aquello que les guste de mí.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me daría mucha pena dejar este mundo. Pero creo que, más que rabia, sentiría agradecimiento hacia la vida que, como dice la canción, “me ha dado tanto”. Las imágenes serían, imagino, de momentos felices que quizás solo yo comprendería: una conversación en una terraza de un bar, una tarde de piscina…
T. M.