domingo, 15 de febrero de 2015

Entrevista capotiana a Miguel Agudo Orozco

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Miguel Agudo Orozco.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Los lugares para vivir los hacen las personas que nos rodean, nuestro círculo. El lugar físico es lo de menos. Y como carezco de vehículo propio, no me suelo mover demasiado, por lo que ese ‘jamás’ lo vivo un poquito.
¿Prefiere los animales a la gente?
La gente, quitando los animales que hay entre ella.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
Me tienen ellos a mí.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Confianza, comprensión mutua, empatía…
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Alguna vez sucede.
¿Es usted una persona sincera? 
Lo intento constantemente.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Charlando. Si no es posible, me gusta leer, escribir, aprender sin estudiar.
¿Qué le da más miedo?
Los fantasmas personales.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La estupidez humana.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Soy profesor. La vida creativa es mi ocio y así está menos condicionada.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Paseo.
¿Sabe cocinar?
No.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Rescataría a alguno olvidado. A veces me gusta llevar la contraria.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
‘Gracias’ y ‘quizá’.
¿Y la más peligrosa?
Cualquiera puede serlo, todo depende de la intención con la que se use.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Apartidista, pragmático y con tintes liberales.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Mecenas. Ayudar a otros artistas y aprender de ellos. Necesito la creación y la originalidad, mía y ajena.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El exceso de responsabilidad para hacer cosas, ese “tengo que…” que martillea la conciencia.
¿Y sus virtudes?
Ser responsable y tratar de ser prudente.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
El pensamiento en esos casos no creo que funcione a voluntad, así es que estoicamente habría que conformarse con cualquier cortometraje improvisado.

T. M.