Las noticias
se prodigan, todas malas: es el pueblo de Venezuela, que sufre; son las
politiquerías perpetradas allá que lo llevan al sufrimiento. Desde 1998 y mi
primer libro allí, Caracas y su gente y sus escritores forman parte de mis
inquietudes y afectos. En recuerdo de ello recupero un hallazgo de hoy mismo,
un texto titulado “José Antonio Ramos Sucre, al completo” (Revista Digital de la Asociación de Corresponsales de Prensa Iberoamericana, noviembre del 2012), en el que Jorge de
Arco se hacía eco de mi edición de la poesía completa (Fundación BBVA-Biblioteca Sibila, Sevilla) del poeta insomne y
suicida venezolano que solo podría ver con vigilia de horror lo que acontece en
su país.