Me encanta la
colección de Hermida Editores El Jardín de Epicuro-No Ficción. De ella reseñé
varias maravillas, como Oscariana de
Wilde o Los caracteres de Jean de La
Bruyère, aparte de leer el espléndido El almuerzo en la hierba y referirme a él en otro artículo proustiano. Como en
este último título, Jaime Fernández prologa ahora el primer volumen de los Cuadernos de Georg Christoph
Lichtenberg, con traducción de otra garantía en estas lides, Carlos Fortea. El
pensador alemán es la quintaesencia de la escritura íntima, a veces sólo
descifrable para él, como si apuntara retazos, esbozos, de cosas a desarrollar,
o se hiciera guiños a sí mismo. Y sin embargo, y tal vez por eso precisamente, aún
despierta fascinación y recibe, como en este caso, atención editorial, y del
más alto nivel.