En el pasado número 238 de la revista Versión Original, para la que colaboro desde hace tantos años, tuve el placer de
publicar un artículo sobre Magia a la luz
de la luna, de Woody Allen. El tema propuesto para ese mes de junio era “Milagros”.
De modo que titulé mi texto “El milagro del amor” para hablar de una
historia de prestidigitación y supuestos dones videntes que, indefectiblemente,
acaba en enamoramiento. Una película excelente en ambientación, música,
dirección artística, elección de exteriores, pero sin duda menor, entretenida
pero insustancial dentro de la trayectoria descomunal del cineasta neoyorquino.