sábado, 16 de abril de 2016

Entrevista capotiana a Pedro Sevilla

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Pedro Sevilla.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
El Colegio La Salle de mi pueblo. Tiene campo de fútbol, huerta, biblioteca, sala de teatro y capilla. Y mi infancia dentro.
¿Prefiere los animales a la gente?
Prefiero a la gente. Pero tengo dos gatos a los que sirvo gustosamente.
¿Es usted cruel?
Sí. Y tierno. Todos lo somos.
¿Tiene muchos amigos?
No.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No busco cualidades. Los amigos son como los hijos, no se eligen.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No. Ni mis hijos tampoco.
¿Es usted una persona sincera? 
Siempre que la sinceridad no sirva para destrozar a un ser humano sí lo soy.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo.
¿Qué le da más miedo?
La muerte.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El mal.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Podría haber sido un buen funcionario.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Ando mucho.
¿Sabe cocinar?
Hago pucheros, potajes de lentejas y otros platos populares. Cosas finas no sé cocinar.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Don Alonso Quijano el Bueno.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Esperanza.
¿Y la más peligrosa?
Cuchillo.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, pero he dejado que lo hicieran otros.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Fui comunista en mis años mozos. Ahora tampoco lo soy.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Una hormiga.
¿Cuáles son sus vicios principales?
A mi edad (57) el médico me ha quitado de unos cuantos. Pero todavía canto aquello de “me gustan las mujeres me gusta el vino, si tengo que olvidarlas bebo y olvido”.
¿Y sus virtudes?
Mi mayor virtud es mi empeño en ser virtuoso.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Los brazos de mi madre.

T. M.