jueves, 13 de octubre de 2016

El mecanismo de leer


En el año 2009 se publicaba entre nosotros un estupendo libro de James Wood, escritor británico afincado en Boston, “Los mecanismos de la ficción”, que versaba sobre “cómo se construye una novela” –así reza el subtítulo–, abordando asuntos en torno a la narrativa moderna desde Flaubert como la concepción de los personajes, el lenguaje o el uso de los diálogos. Ahora, en otra editorial, Taurus, se reedita el mismo libro junto a una novedad del mismo autor y en la misma línea ensayística, “Lo más parecido a la vida” (traducción de Mariano Peyrou), frase tomada de George Eliot en la que, por supuesto, eso tan parecido es el arte, “una manera de ampliar nuestra experiencia y extender el contacto con el prójimo más allá de los límites de nuestro ámbito personal”. Pues bien, Wood hace suya tal idea y compone un breve pero intenso libro en el que en efecto él mira su propia experiencia (la infancia, la muerte de algún conocido, la familia, el lugar de origen) para entender mejor algunas de las lecturas que más lo han cautivado.

Así, aludiendo al final del “Quijote”, o una referencia de Thomas Mann a lo que es para él la ficción, o al tímido personaje que es accidentalmente besado en un cuento de Chéjov, este profesor de la Universidad de Harvard nos hace una particular lección sobre cómo leer con hondura y sensibilidad y, sobre todo, haciéndonos preguntas continuamente, fijándonos en cómo algunos de escritores contemporáneos han llevado la vida a la escritura. Todo a partir de detalles literarios que descubre a través, por ejemplo, de la emigración y el deseo de volver al hogar, en el caso del bosnio Aleksandar Hemon, que huyó de la guerra de los Balcanes, o demostrando la función de la metáfora como lenguaje de la literatura y por tanto de la crítica literaria; todo lo cual nos proyecta hacia un compendio de reflexiones magníficas, tan inteligentes como íntimas, sugerentes en grado sumo.

Publicado en La Razón, 13-X-2016