miércoles, 12 de octubre de 2016

Entrevista capotiana a Diego Vasallo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Diego Vasallo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Me sería muy difícil, llevo toda la vida viviendo entre varios sitios, pero si tuviera que elegir uno quizás sería la isla de Menorca.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, pero los animales tienen algunas ventajas, sobre todo no decepcionan. Y suelen ser más consecuentes. En general, los tratamos pésimamente.
¿Es usted cruel?
No creo que tenga una naturaleza cruel. Aunque lo haya sido sin ninguna duda en algunos momentos con ciertas personas, yo diría que he podido pecar más de insensibilidad que de crueldad, lo cual es casi lo mismo.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo los suficientes, un puñado. Con los años los veo menos que antes. Pero me acuerdo de ellos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Ninguna, los amigos no se buscan, se encuentran. Soy tan amigo de sus defectos como de sus virtudes. Por otra parte los defectos de los amigos de uno siempre son muy pequeños.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, porque no espero nada más que el placer de su amistad. He podido decepcionarles más yo a ellos.
¿Es usted una persona sincera? 
Lo necesario. Una persona totalmente sincera es un ser insufrible, pretencioso, no apto para las relaciones humanas, y no encuentro ése entre mis muchos defectos.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo. También paseando, que es una forma fantástica y saludable de dejar que florezcan ideas nuevas. Aunque ya, con tanto ocio casi no tengo tiempo libre.
¿Qué le da más miedo?
Me da miedo este mundo absurdo, esta especie cruel y sanguinaria a la que pertenezco. Me da miedo la estupidez, la superficialidad de nuestras sociedades del “bienestar”. Me da miedo la necesidad de satisfacción inmediata que veo en parte de los jóvenes. Me da miedo la mala educación. Me da miedo el egoismo asesino de las élites mundiales y la indiferencia homicida de las masas. Me da miedo la contingencia por la que nos deslizamos toda nuestra vida.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandaliza la arraigada costumbre que hay en este país de que te tomen por idiota. Me escandaliza el mal gusto, lo hortera se puede llegar a ser a golpe de especulación. Me escandaliza que se sigan destruyendo nuestros pueblos y ciudades, nuestras playas, costas y mares. Me escandaliza que en nuestras opulentas ciudades haya gente que todavía tenga que dormir en la calle.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Yo no me considero escritor, si acaso, escritor de canciones. Si no se hubiera cruzado el veneno de la música en mi camino, estaría pintando, dibujando comics, que es lo que hacía con quince años. No me imagino haciendo nada más.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Claro, voy a nadar a la piscina varias veces por semana, hago algo de pilates y procuro andar algo más de una hora todos los días.
¿Sabe cocinar?
Sé cocinar para mí: mi cocina simple y macrobiótica. Ya no me atrevo a cocinar para nadie más.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
No sé, Luchin0 Visconti, Peter Tchaikovsky, Francisco de Goya, Emil Cioran, Fernado Pessoa…
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Mañana.
¿Y la más peligrosa?
Futuro.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Me imagino que sí, pero se ma habrá pasado rápido. Como mucho algún pensamiento fugaz… No me gusta la violencia, es mala para la salud.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Ideológicamente progresista, conservador en la gestión. Infiel a las agrupaciones, proclive a la contradicción.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
El hombre invisible.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La obsesión, la pereza, la desidia, la melancolía, los arrebatos de lucidez y el apego a la consciencia.
¿Y sus virtudes?
La capacidad de ser amable conmigo mismo a pesar de mis defectos. La paciencia que desarrollo para con mis vicios.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mi imaginación se rebela contra algo así, espero que en su momento la mente nos libere de su atadura.

T. M.