lunes, 13 de marzo de 2017

Entrevista capotiana a Rocío Rubio

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Rocío Rubio.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi habitación. Eso sí, instalaría una nevera en el lugar que ocupa el armario. Total, no iba a poder salir…
¿Prefiere los animales a la gente?
Por si acaso, me quedo con la familia.
¿Es usted cruel?
Solo cuando escribo y expulso todos mis demonios.
¿Tiene muchos amigos?
Soy mujer de pocos amigos, pero los que tengo me duran toda la vida.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La lealtad y la bondad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Prefiero no hacerme demasiadas expectativas. La puerta está abierta para quien desee entrar o salir. No retengo a nadie.
¿Es usted una persona sincera? 
Sobre todo cuando me enfado.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Escribir y pintar son mis dos grandes pasiones.
¿Qué le da más miedo?
La dependencia.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El cinismo.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Cualquier camino que hubiera elegido habría desembocado en la escritura.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Nado y voy al gimnasio un par de veces a la semana.
¿Sabe cocinar?
Mi hermana dice que soy la reina de la sartén.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Charles Bukowski.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Futuro.
¿Y la más peligrosa?
Envidia.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No. Pero a mis personajes sí que se les ha podido ir la olla alguna vez.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Eso me gustaría a mí saber.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Tengo como referente a mi madre.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El chocolate negro con almendras y las barras de labios rojas.
¿Y sus virtudes?
La perseverancia. Lucho por lo que quiero hasta el límite de mis fuerzas.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me lo estoy imaginando y me están dando unas ganas enormes de vivir intensamente, por lo que pueda pasar.

T. M.