A día de hoy, se han volatilizado las fronteras que antaño separaban la cultura popular con la erudición histórica, el mundo culto con el del arte de entretenimiento de masas. De este modo, las series de televisión o las películas, el cómic o la música contemporánea se introducen entre los intereses de académicos o intelectuales de prestigio. Un ejemplo de tal confluencia es «Winter is coming. El mundo medieval en “Juego de tronos”» (editorial Desperta Ferro; traducción de Aurora Ballesteros Fernández), o como la misma autora, Carolyne Larrington, dice: «Este libro es lo que ocurre cuando una investigadora en literatura y cultura medieval ve la serie de HBO “Juego de tronos” y lee la saga de novelas de George R. R. Martin “Canción de hielo y fuego”».
Larrington es doctora en literatura medieval inglesa y profesora en la Universidad de Oxford, además de una de las mayores expertas en literatura antigua islandesa, como atestigua el hecho de que fue redactora en jefe de la revista “Viking and Medieval Scandinavia” y presidenta de la Viking Society for Northern. Toda una garantía, pues, a la hora de emprender un estudio como este, que incursiona en cómo la famosa serie recrea la realidad de los tiempos medievales. Si bien “el fin último no aspira a comprobar la veracidad de las fuentes de Martin ni señalar las influencias directas de David Benioff y Dan Weiss, los creadores de la serie”, será inevitable a lo largo del volumen establecer distinciones y semejanzas con el medioevo, aunque en definitiva acaba ganando la intención de la autora, esto es, homenajear “la extraordinaria capacidad de los libros y de la serie para construir un mundo en el que resuenan todo tipo de referencias culturales de la Edad Media europea y asiática”.
El espectador de la serie y el lector de las novelas podrán disfrutar de un libro en que se expone, directa o indirectamente, lo que tienen en común los continentes ficticios de Poniente y Essos, en los que discurren las violentas luchas dinásticas entre diversas familias nobles por el control del llamado Trono de Hierro, con la historia medieval y su imaginario. El libro aborda las cinco primeras temporadas y sus correspondientes cinco novelas, y hasta trata de advertir en determinados pasajes la posibilidad de hacer “spoilers” para aquel que no haya visto o leído determinados fragmentos de esta historia que ha obtenido un gran número de premios televisivos y que, por cierto, ha usado escenarios españoles para varios rodajes, por ejemplo, en ciudades de Andalucía y Cataluña, así como en Guadalajara, Castellón y Navarra.
Desde los puntos cardinales
En marzo del año 2015, los responsables de la serie comunicaron que con aquella quinta temporada se iba a terminar de adaptar el material narrativo extraído de la obra de Martin y que a partir de ese momento se iban a incorporar tramas de relatos del escritor aún no llevados a término. Por ello, las diferencias entre la temporada cinco y los libros, “que hasta la fecha no habían sido relevantes”, afirma Carrington, «son ahora considerables. Como dirían los que se dedican a la edición de textos medievales, deberíamos hablar de dos relatos diferentes. Es la misma historia, o casi, pero las divergencias son mucho más importantes de lo que sugiere el término “versión”»; incluso los nombres de los personajes difieren al comparar las novelas y la serie. En cualquier caso, el quid de la cuestión es ver que mediante la fantasía y la aventura puede conocerse “el funcionamiento de las intrigas monárquicas, la religión o la organización de las sociedades”. En este sentido, la autora compara “Juego de tronos” y “Canción de hielo y fuego” con la Tierra Media de J. R. R. Tolkien de “El señor de los anillos”.
Y es que son “un mundo de fantasía con ladrillos que nos resultan familiares, conocidos, al menos para los que somos medievalistas. Estos ladrillos se han cincelado a partir del pasado histórico e imaginario de la Edad Media”. Algo que hasta puede concretarse geográficamente; no en vano, Carrington titula los capítulos del libro mediante los puntos cardinales: “A partir del norte medieval, con sus desiertos de hielo, sus monstruos y sus lobos; a partir del Occidente medieval, con sus instituciones características, como la caballería, la monarquía o las convenciones sociales sobre la herencia y la masculinidad; a partir del Mediterráneo medieval, con su mezcla de puertos comerciales, piratas, traficantes de esclavos y civilizaciones antiguas”; y, finalmente, “a partir de las fantasías medievales sobre el exotismo del este, el lugar en el que los jinetes mongoles asediaban ciudades legendarias de inimaginables riquezas y donde las tribus más extrañas estaban dominadas por costumbres insólitas, en los márgenes del mundo conocido, e incluso más allá”.
El medievo y la actualidad
Como no podía ser de otra manera, para su obra George R. R. Martin recurrió a sucesos sociales, guerras y hábitos de la historia medieval europea, pero también de culturas guerreras anteriores (celtas, anglosajones y vikingos), como ha sabido ver muy bien Carrington, que ve paralelismos entre algunos aspectos que el aficionado conocerá bien –como los códigos de la monarquía de Baratheon, el sistema de clanes de los Dothraki, la Hermandad de la Guardia de la Noche y la labor del Guardián del Norte– y las maneras en que se organizaron la Europa y Asia Central medievales. “Winter is coming”, profusamente ilustrado, sigue con detalle cada trama de la ficción y la emparenta con asuntos fidedignos, caso de la relación entre la historia reciente de los Siete Reinos y la Guerra de las Dos Rosas del siglo XV que enfrentó a los miembros y partidarios de la Casa de Lancaster contra los de la Casa de York y cuyos apoyos, entre, por un lado, la aristocracia terrateniente y, por el otro, los ejércitos de los señores feudales, marcarían el destino de los matrimonios dinásticos entre la nobleza.
Porque ese es el eje de “Juego de tronos”, por supuesto, la lucha por el poder. Y además, a juicio de Carrington, ese tipo de traslación desde lo histórico-real a lo narrativo-audiovisual ha sido enriquecida considerablemente gracias al talento de Benioff y Weiss, pues “los hechos históricos se transforman en algo todavía más intenso, más insólito, más arquetípico”. Es, en definitiva, también una forma de hacer confluir todo ese torrente de fecunda imaginación literaria de Martin con lo que sabemos de la Edad Media y hasta con los temas universales y eternos que nos persiguen por doquier como raza humana que vive en convivencia o conflicto. Así que si en los libros se habla de “los movimientos migratorios de las poblaciones que no son capaces de continuar en sus tierras de origen a consecuencia del cambio climático”, es fácil verse reflejado desde la actualidad frente a tal problema, “pues la población de la Edad Media que vivía en sociedades marginales –como los colonos escandinavos del sur de Groenlandia en el siglo XV– vio cómo incluso un mínimo cambio en la temperatura media podía suponer la extinción de todo un modo de vida”. De modo que no extrañará la conclusión de la autora, que no puede ser otra que, “en ocasiones, la coincidencia de la historia de Poniente con los problemas políticos actuales resulta incómoda”.
Publicado en La Razón, 5-VI-2017