Matthew Spender, hijo del poeta Stephen Spender, se ha encargado de editar este diario privado de su padre escrito, junto con otro común que iba llevando a cabo con otros amigos, y demás documentos epistolares que dan buena cuenta de un contexto en verdad singular. Spender, W. H. Auden y Christopher Isherwood, en diciembre de 1935, se establecieron en Sintra, al noroeste de Lisboa, con el objetivo de vivir juntos lejos de una Inglaterra conservadora y a las puertas de dos contiendas bélicas que se dejan sentir a lo largo de una serie de textos en que cobran protagonismo otras figuras desconocidas para nosotros, como Heinz Neddermayer, Tony Hindman o Humphrey Spender, hermano del escritor.
Con traducción de David Paradela, “Diario de Sintra” –la cuidada edición aporta varias fotografías de los protagonistas en distintos lugares– abarca hasta agosto de 1936; una etapa en que algunos de los componentes de este grupo viajan, por ejemplo, a una España que “está relativamente tranquila”, cuatro meses antes de que estalle la guerra civil. Es el caso de Spender, al que le encanta la Barcelona en que se prodigan los conciertos de Pau Casals y donde conoce a poetas en lengua catalana. Asimismo, Isherwood se refiere a las ideas de su compañero con respecto a que “está dispuesto a apostar que Hitler perderá el poder antes de que termine el mes”, algo que el autor de “Adiós a Berlín” considera “un punto de vista tan insensato que espero supersticiosamente que se haga realidad”.
Pero la realidad será bien distinta. Aquellos poetas británicos que marcaron todo un periodo de esplendor literario acabarán exiliándose, algunos a Estados Unidos. El idealizado fin de confluir juntos en Sintra para huir de la homofobia imperante en Gran Bretaña (un rasgo común de ellos es la homosexualidad) acabaría siendo un sueño incumplido; todo un experimento que quisieron plasmar en un diario común que fue rescatado sólo hace cinco años.
Publicado en La Razón, 29-VI-2017