lunes, 23 de octubre de 2017

Entrevista capotiana a Isaac Páez

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Isaac Páez.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Un aeropuerto. Los aeropuertos parecen estar en ninguna parte y tienen de todo, desde niño me obsesiona ver despegar y aterrizar aviones, es algo mágico. Además hay MacDonald´s en casi todos.
¿Prefiere los animales a la gente?
Los animales, las plantas, las piedras, los extraterrestres…
¿Es usted cruel?
Sólo cuando algún idiota cree que puedo ser como él y me habla en su idioma.
¿Tiene muchos amigos?
No, y es mejor así.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No busco amigos ni candidatos para serlo, tampoco, por tanto, cualidades determinadas.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No. Muy pocas cosas me decepcionan, estoy hecho a lo peor, siempre lo espero.
¿Es usted una persona sincera? 
No, con lo cual puede que sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Me martirizo pensando en mis errores, así  que suelo refugiarme en el cine, es de las pocas cosas que logra sacarme del mundo durante una hora y media.
¿Qué le da más miedo?
El ruido. Vivimos inmersos en un ensordecedor estallido que no cesa.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La prensa política (más que los propios políticos), el borreguismo, el twitter, la monarquía, mi banco, mis vecinos y el coaching
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Hubiera intentado vivir de mis padres hasta los cincuenta años. Soy profesor y escritor, y nunca jamás he sabido hacer otra cosa, ni siquiera sé cambiar un enchufe. Me gustaba mucho el deporte, pero carecía de tensión competitiva, no me importaba perder.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Realizo un duro entrenamiento semanal desde hace años, fui jugador de rugby y siempre he tenido la necesidad de sentir la tersidad del músculo. No creo en el modelo del intelectual encorvado y endeblito que critica todo estereotipo mientras fuma en pipa, cambia su acento y se compra ropa pensando si es la adecuada para un escritor.
¿Sabe cocinar?
Un poco, me relaja bastante y suelo beber y leer mientras cocino, cosa que constituye un gran placer. Las empanadas me salen de aúpa, pero lo demás no es para presumir con las visitas, debo admitirlo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Maradona o Louis-Ferdinand Céline.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
“Vacío”, en ella cabe todo.
¿Y la más peligrosa?
“Poder”.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
A diario, pero el deseo no es ni de lejos equiparable a la acción, aunque parece que pronto se castigará hasta el deseo del delito, con lo sano que es desear cosas indignas y malsanas. Cuando nos quiten el derecho al pensamiento delictivo que se agarren fuerte, porque ya sólo nos dejarán la acción.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Anarquista Ilustrado, por ponerle un nombre. Sueño con un mundo en el que todos seamos tan cultos, educados y cabales que el “poder” sea sólo un recuerdo de mal gusto. Rechazo todo nacionalismo, toda religión y toda tendencia de izquierda, centro o derecha. He dejado de ver telediarios o de leer la prensa, el tufo a manipulación llega desde todas partes, y yo ya no tengo opinión sobre absolutamente nada.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Bruce Springsteen. Tiene que ser la leche cuando le pega a la guitarra y cincuenta mil personas gritan y saltan. Eso debe ser la salvación.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El arrepentimiento, todos los días me arrepiento de algo. El café, el vino, la cerveza o el sexo no los considero vicios o drogas.
¿Y sus virtudes?
Mi ilimitada paciencia, ella me ha salvado del suicidio y del homicidio
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mi hijo durmiendo, mi mujer llorando y la cabecera de Twin Peaks.

T. M.