En
1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía
que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se
entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que
sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora,
extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la
que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Jorge Goyeneche.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Probablemente
Roma. También podría ser algún lugar del sur de Francia, pero hablo bien
italiano, poco francés. No es sólo por el idioma, domino el inglés pero no
viviría en Londres. De todos modos sigo acá en la ciudad donde nací.
¿Prefiere los animales a la gente?
Según y
conforme. Entre un gato silvestre y mi vecino culipanza, chismoso y ruidoso,
elijo al gato. Pero antes que un dogo o un pitbull, prefiero a ciertas
personas.
¿Es usted cruel?
Nunca con los demás,
pero conmigo...
¿Tiene muchos amigos?
Virtuales, a la
distancia, sí. En el mundo real, dos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Ninguna.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Alguna vez habrá
habido una especie de flechazo y luego fuimos evolucionando, contagiándonos,
diferenciándonos.
¿Es usted una persona sincera?
Sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leo, escribo, hago
trabajos manuales de reparación, a veces cocino, siempre lavo los platos, los
seco y los guardo.
¿Qué le da más miedo?
La falta
de aire y luz. Sufro de claustrofobia. Mis peores pesadillas son de
enterramiento prematuro. Maldito Poe.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice?
La caradurez. La
falta de arrepentimiento, especialmente de los poderosos. Somos humanos y
erramos, pero cuando no se reconoce y aún más se reitera a sabiendas, me da
escozor. Me avergüenzo de pertenecer a la misma especie.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida
creativa, ¿qué habría hecho?
Hubiera
sido músico, me encantaría ser concertista de guitarra.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Hago
caminata intensa todas las mañanas.
¿Sabe cocinar?
Algunas cosas me
salen ricas.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Si el Reader´Digest
me encargara algo, debería replantearme lo que he escrito. Después seguramente
transigiría, ¡es el R´D! y escribiría algo sobre Cosimo (del Barón Rampante,
Ítalo Calvino).
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza?
Hoy.
¿Y la más peligrosa?
¿Y la más peligrosa?
Ayer y
mañana.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, lo estoy
planeando. Pero como ya dije soy claustrofóbico y por eso me frena pensar en el
encierro carcelario.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Quejoso y
republicano. Un izquierdista que reconoce las ventajas de vivir en el mundo
capitalista pero sabe qué es lo que está mal.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
El
mediocampista de la selección de fútbol.
¿Cuáles son sus vicios principales?
No tengo
vicios. Soy tristemente prolijo.
¿Y sus virtudes?
No tengo virtudes.
Soy educado y disimulo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
¿Cómo es que ha
llegado tanta agua a mi escritorio? Seguramente pensaría en mi esposa y mis
hijos.
T. M.