En
1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía
que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se
entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que
sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora,
extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la
que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Diego Moldes.
Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Galicia,
mi tierra.
¿Prefiere los animales a la gente?
Amo a los
animales, soy ecologista además, pero la gente es lo primero. Prefiero a las
personas, a las buenas personas.
¿Es usted cruel?
No, nunca.
Si lo he sido alguna vez en el pasado habrá sido por inconsciencia.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo muchas
amistades, conocidos, colegas. Pero amigos, amigos, amigos de verdad, tengo muy
pocos, y son los mismos desde hace muchos años. Mi lealtad es incondicional con
ellos. Y lo saben.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Lealtad, empatía,
generosidad, saber escuchar, respetar las ideas diferentes.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera?
Sí.
Demasiado. Sólo no lo soy cuando no siéndolo evito un mal mayor, como hacer
daño a alguien débil o que no lo merece.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leer y escribir, los
libros son mi vida, junto con el buen cine, la cinefilia. Escucho también mucha
música, especialmente rock de los años 60/70, jazz, bandas sonoras clásicas y
músicas del mundo (mal llamada étnica). El baloncesto. La playa. La bicicleta
en verano. Aunque desde hace dos años casi todo mi tiempo libre lo ocupan mis
dos hijos, Mauro y Bosco, con los que nos volcamos mi mujer y yo. Cuando
crezcan me gustaría viajar más con ellos, por la península Ibérica y también
por el extranjero. Que vean mundo y verlo con ellos, a través de sus ojos.
¿Qué le da más miedo?
La muerte
repentina de un ser querido.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le
escandalice?
El cambio climático.
La impunidad con la que se contamina el aire, el agua y lo que comemos es un
escándalo mayúsculo. Y un error histórico de consecuencias imprevisibles. Por supuesto, el hambre, las guerras. ¿Cómo
pueden seguir ocurriendo todas esas barbaridades? Hay alimentos y tierra para
todos. Es algo que no debería suceder.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa,
¿qué habría hecho?
Director
de cine.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Antes sí.
Correr, natación, etc. Ahora cuidar de dos niños pequeños es ya un ejercicio
intenso, que incluso provoca dolor de espalda.
¿Sabe cocinar?
Muy poco. Pero lo que
sé, lo hago con corrección. Mi mujer dice que me sale bien la tortilla de
patata.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un
personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Albert Einstein o a Franz Kafka. Con los que
titulo mi último libro. Quizá Hitchcock. O mi amigo Alejandro Jodorowsky, de
quien ya escribí un libro.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de
esperanza?
Amar.
¿Y la más peligrosa?
Envidiar.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No. Nunca. Ni en
sueños.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy ideológicamente
ecologista, en el sentido en el que creo que el cuidado del medio ambiente es
nuestra responsabilidad y nuestro legado a las generaciones inmediatas y
venideras. El movimiento verde es el único que conozco que no trabaja para uno
mismo, para el presente, sino para un futuro lejano. Eso es altruismo absoluto:
gente que dedica su tiempo para mejora la vida de la gente del futuro. No soy
activista pero admiro y respeto lo que hacen. Desde el punto de vista
estrictamente de teoría política, rechazo los totalitarismos –en el sentido que
le dio Hannah Arendt–, tanto de extrema derecha (nazismo, fascismo), como de
extrema izquierda (comunismo, maoísmo, estalinismo…). Como a cualquier persona
sensata, me gusta el modelo de democracias liberales al estilo socialdemócrata
escandinavo (más el modelo noruego y danés que el sueco, aunque también), pero
no soy ingenuo y sé que es muy difícil de adaptar aquí. Noruega tiene un PIB
per cápita de casi 75.000 euros por habitante, doce mil más que EEUU, 35.000
euros por persona más que España, que está en 40.000€. Es decir, tal protección
social es muy difícil de copiar. Pero se puede tender a ese modelo económico. Por
otro lado, culturalmente soy un europeísta convencido (y Noruega, por cierto,
rechazó entrar en la UE). Creo que la UE debería avanzar mucho más y más rápido
en una unión no sólo fiscal real sino también en una unión política.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Profesor
de Historia del Cine. Y dirigir, al menos, una película.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Ver demasiado cine. Dormir
menos de lo necesario.
¿Y sus virtudes?
Prefiero que lo
digan los demás.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del
esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mi mujer y
mis hijos. Mis padres. La familia.
T. M.