lunes, 21 de marzo de 2022

El pintor moribundo


Decía Francis Bacon que solamente se puede hacer un retrato de la apariencia, no de la realidad, si bien para él la apariencia estaba ligada estrechamente al comportamiento del objeto que retrataba. Y tal cosa se puede extender al terreno narrativo, con la idea de que un relato biográfico de ficción es un acercamiento a lo aparente, no a lo real, aunque dé mucha información veraz o intuitivamente fidedigna del biografiado. En esta ocasión, tenemos a Max Porter (High Wycombe, Reino Unido, 1981) haciendo de Bacon un personaje (con traducción de Milo Krompotic), proyectando cómo pudo ser la última fase de su vida.

La obra, desde el primer momento, adquiere un tono de gran originalidad al captar la voz interior, a menudo de tintes surrealistas, del propio pintor, que al ser un observador nato de su entorno convierte todo momento en un examen del espacio y del que tiene frente a sí: “Un ángulo imposible, el mentón pegado como un ravioli, la mejilla es un solomillo, pero me gusta el corte la vela blanca de la cofia y la frontera del antebrazo con la manga almidonada en guillotina”. Es un ejemplo de cómo Porter indaga en la psique de un Bacon que enseguida piensa que le encantaría ver gruñir a la persona que tiene delante. Un detalle este que no es baladí si tenemos en cuenta que siempre estuvo obsesionado por poder alcanzar la mejor manera de llevar a un cuadro el grito humano.

Todo sucede en abril de 1992; se irá descubriendo a Bacon en su lecho de muerte, idea que tuvo la siguiente concepción: «Este es mi intento de escribir como pintura, no sobre ella; un intento de replicar el pensamiento, la lucha, la lucha del pensamiento, pero también la pura energía de la confrontación del ojo con la imagen pintada. [...] Espero que, a pesar de ser un libro sobre la muerte, sea un ser vivo», ha apuntado Porter; y en verdad ha logrado un excelente ejercicio literario: arriesgado y muy asentado en las explosiones lingüísticas del protagonista, que en efecto fallecería a finales del citado mes, en Madrid.

Publicado en La Razón, 19-III-2022