miércoles, 30 de noviembre de 2022

La huida del león de las letras

El 28 de octubre de 1910 Lev Tolstói escribe una nota de despedida para su esposa Sofia, que dice: «Mi partida te afligirá. Lo lamento, pero compréndelo y créeme que no he podido actuar de otro modo». Aducía el autor el hecho de serle insoportable seguir viviendo en las condiciones de lujo que le rodeaban y el deseo de apartarse de la vida mundana para vivir en paz los últimos días de su existencia. Así, tras 48 años de convivencia, el escritor emprende una huida en tren acompañado de su hija Alexandra y de un médico, y baja en la estación de Astápovo, en Riazán. Al no haber hotel allí, el jefe de estación le acoge en su casa y, al cabo de una semana, una neumonía será letal para él.

Pues bien, Vladimir Pozner (1905-1992) recreó en un libro, de 1935, las razones que originaron este trayecto y agonía a partir de los telegramas conservados durante unos días, además de informes policiales, en los que todo el pueblo, incluso el país, estuvo pendiente de los acontecimientos. “Tolstói ha muerto” (prólogo y traducción de Adolfo García Ortega) es toda una joya del género de la crónica literaria. A partir de una estructura magnífica, que alterna el “drama” con la “historia de un matrimonio”, día a día vamos conociendo diferentes testimonios, tan contradictorios como complementarios del propio protagonista y de sus amigos y familiares. Todo ello en pos de contar el final de Tolstói y, en paralelo, recordar su existencia y sus vínculos personales, para que el pasado explique aquellos momentos terribles y ya legendarios a los que asistieron periodistas, miembros de la Iglesia ortodoxa o políticos zaristas.

Publicado en La Razón, 5-XI-2022