jueves, 16 de marzo de 2023

Entrevista capotiana a Francisco Gallardo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Francisco Gallardo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Una playa del mar Egeo.

¿Prefiere los animales a la gente? Nunca. Aunque cada vez me gustan más los perros.

¿Es usted cruel? No tengo la capacidad de serlo. No es ningún mérito.

¿Tiene muchos amigos? Decididamente sí.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que sean lo que son.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Habitualmente no. Rara vez.

¿Es usted una persona sincera? Creo que sí pero debería serlo más. Suelo no mentir pero a veces callo cosas que no debería.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Con un buen libro en una mano y una cerveza en la otra.

¿Qué le da más miedo? El sufrimiento previo a la muerte. Tengo miedo a la enfermedad invalidante no a la muerte.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? Prácticamente nada.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Escribir sin publicar.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Dediqué muchos años de mi vida a jugar a baloncesto. Ahora ando kilómetros y kilómetros. Me gusta escribir sin papel ni ordenador, andando.

¿Sabe cocinar? Muy poco.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Albert Camus.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Paz, la palabra más imposible del mundo.

¿Y la más peligrosa? Arte, sobre todo cuando es mentira. 

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sinceramente no. Creo que no sirvo. Tampoco tiene mucho mérito.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Si tuviera que elegir la socialdemocracia asesinada de Olof Palme.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Escritor.

¿Cuáles son sus vicios principales? Todos vulgares y confesables. Sobre todo tengo el vicio de leer.

¿Y sus virtudes? Pocas. Si acaso la voluntad.                             

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Ninguna. De joven caí en coche por un barranco. No pensé ni vi nada. Sólo estaba esperando el apagón. Dudaba si era blanco o negro.

T. M.