lunes, 24 de abril de 2023

Entrevista capotiana a Everilda Ferriols

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Everilda Ferriols.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? No sé si un lugar del que no pueda salir me permite pensar en algún sitio como bueno. Detesto la idea de estar encerrada. Prefiero lugares mediocres de los que pueda salir siempre que quiera.

¿Prefiere los animales a la gente? No, prefiero a la gente. Me gustan mucho algunas personas y algunos animales, otros no tanto pero,  en términos generales, prefiero a la gente.

¿Es usted cruel? Creo que no lo soy pero temo poder llegar a serlo.

¿Tiene muchos amigos? No, no soy demasiado sociable pero quiero y necesito mucho a mis amigos.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Creo que la amistad se desarrolla no tanto por elección como por afinidades que a veces son difíciles de explicar, pero la cualidad que más valoro es la bondad.

¿Suelen decepcionarle sus amigos? No, afortunadamente. Siempre se sufre alguna decepción pero probablemente también yo he decepcionado a alguien.

¿Es usted una persona sincera? Suelo serlo aunque alguna vez, si lo considero necesario, miento.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? En nada muy original, leo mucho, escucho música, hago ejercicio, veo series y películas,  paso tiempo con amigos…

¿Qué le da más miedo? La enfermedad.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La hipocresía y el matonismo.

Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Yo he llegado a la escritura a través de la lectura. Creo que cualquier buen lector lleva una vida creativa. Lo creo tanto que soy bibliotecaria.

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Sí, voy al gimnasio varios días a la semana. Mejora mucho mi carácter.

¿Sabe cocinar? Muy poco. Lo básico y no sé si llego. No soy muy exigente con la comida.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? Nadiezhda Mandelstam o Joseph Roth.

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Mañana.

¿Y la más peligrosa? Me temo que no es una palabra sino una frase: el fin justifica los medios.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí, en teoría, no creo que fuera capaz de hacerlo en la realidad pero nunca se sabe.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Ahora mismo, socialdemócrata y confundida.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Soprano o pianista. No tengo el más mínimo talento musical pero lo admiro muchísimo.

¿Cuáles son sus vicios principales? Más que vicios tengo manías, muchas y muy tontas.

¿Y sus virtudes? Querer mucho a la gente que quiero y estar pendiente de lo que puedan necesitar.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Creo que la cara de mi hija, no hay nada ni nadie a quien sintiera más no volver a ver.

T. M.