jueves, 6 de abril de 2023

Entrevista capotiana a Víctor Sombra

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Víctor Sombra.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? Una ciudad de tamaño medio junto al mar: Valencia, A Coruña.

¿Prefiere los animales a la gente? No. Tengo un perro que se empeña en parecerse a la gente, pero no lo va a conseguir.

¿Es usted cruel? Me da la impresión de que el deleite en el daño a terceros no siempre queda registrado conscientemente. Sospecho que soy más cruel de lo que reconozco.

¿Tiene muchos amigos? No. Tengo pocos amigos, algunos muy antiguos, pero tengo ganas de hacer más.

¿Qué cualidades busca en sus amigos? Que no devuelvan una imagen complaciente de mi mismo, pero tampoco demasiado alejada de la que yo tengo. Un equilibrio difícil. Hacer amigos es hacerse uno mismo, y viceversa. 

¿Suelen decepcionarle sus amigos? Sí, pero esa decepción es una alerta. Tiene que ver con el equilibrio que mencionaba. Puede que me esté decepcionando a mi mismo.

¿Es usted una persona sincera? Trato de decir la verdad, pero tengo una concepción lata de los medios para expresarla. A menudo me digo que cada verdad tiene su ficción.

¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre? Estar con familia y amigos. Leer, escribir, conversar, andar.  Una cena. Una botella. El mar, un lago o la montaña.

¿Qué le da más miedo? El poder empresarial.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice? La falta de acceso universal a los recursos básicos para la vida: salud, vivienda, alimento, educación.

¿Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho? Habría estudiado y viajado más.  

¿Practica algún tipo de ejercicio físico? Me desplazo diariamente en bicicleta. De tanto en tanto salgo a correr o nado.

¿Sabe cocinar? Solo mover las fichas.

Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría? A una limpiabotas de la Gran Vía que se convirtió en diplomática. ¿O era al revés? A José María Vázquez Ulloa, líder agrarista gallego que tras la guerra civil salvó el pellejo a costa de silenciar durante décadas cualquier atisbo de  opinión política. Y ocultando cuidadosamente su pasado republicano y nacionalista.   

¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza? Toma.

¿Y la más peligrosa? Inocencia.

¿Alguna vez ha querido matar a alguien? Sí.

¿Cuáles son sus tendencias políticas? Comunista cibernético,  muy atento a los modos de desplegar una planificación participativa.

Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser? Una quimera: sirena o centauro. También marino, guardabosques o traductor.

¿Cuáles son sus vicios principales? Algunas miradas y tactos. Algunas conversaciones y gestos con terceros. Algunas lecturas. El vino tinto y el queso. Escribir.

¿Y sus virtudes? Lo mismo que los vicios, pero otros.  A veces los mismos. Y otras cantidades.  También escribir.

Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza? Un encuentro amoroso en una azotea, un mar profundo en que se balancea mi cuerpo. Un sorbo de café. Una línea subrayada. Seguramente se colarían también, como en el chiste reciente de El Mundo Today, algunas imágenes de  anuncios de televisión…

T. M.