Tardía pero de
inapelable éxito, tanto de crítica como de público. Así fue la acogida de la
obra de James Salter en los últimos lustros; en España fue obteniendo
reputación entre diferentes generaciones que lo auparon, si bien no a una de
esas famas rutilantes donde entra el arte hiperbólico de la mercadotecnia
editorial, a eso que se da en llamar autor de culto. Antonio Muñoz Molina
destacó su pequeño cuento “La última noche”, que según él corta el aliento, y
afirmó haberse pasado toda una noche leyendo su cuarta novela, “Años luz”; e Ignacio
del Valle impulsó una plataforma que organizó la candidatura del autor
neoyorquino para el premio Príncipe de Asturias de las Letras 2015.
Salter desarrolló, como se palpa en estos “Cuentos completos” (traducción de Enrique de Hériz, Luis Murillo Fort y Aurora Echevarría) una obra bastante breve (siete libros a lo largo de ochenta y ocho años) en la que el trasfondo erótico, y los silencios y las intuiciones, son clave para penetrar en sus personajes. Aquí se reúnen sus dos colecciones de relatos, “Anochecer” (1988), y “La última noche” (2005), más otro cuento titulado “Carisma”, precedidas de un prólogo de John Banville. Este habla de la carrera militar de Salter en la Fuerza Aérea y su trabajo como guionista cinematográfico, para acabar apuntando que es “un magistral cronista de la vida cotidiana”.
La sobriedad del estilo de Salter, un poco a lo Raymond Carver, hace que sus historias tengan finales abiertos y no guarden un argumento muy claro. Son situaciones entre amigos (“Am Strande von Tanger”) en Barcelona, por ejemplo –se pinta una España gris y machista– o estampas humanas en las que suelen tener un peso especial los perros. Hay grandes piezas como «Veinte minutos», en torno a un accidente que sufre una mujer con su caballo y su agónico final, y en general los textos descansan en diálogos en apariencia intrascendentes que van perfilando la psicología de unas entidades de ficción que exhalan desconfianza hacia el otro. Y en especial destaca lo concerniente a las dificultades de las relaciones amorosas, como en “Arlington”, sobre una pareja que bebe y se pelea.
Publicado en La Razón, 15-IV-2023