jueves, 4 de marzo de 2010

Entrevista capotiana a Lorenzo Silva



En 1972, el escritor estadounidense Truman Capote (1924-1984) publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló “Autorretrato” (versión en español dentro de su libro Los perros ladran, Anagrama 1999), y en él el autor de A sangre fría se entrevistaba a sí mismo con especial astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente “entrevista capotiana” (hecha en el año 2004), con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Lorenzo Silva.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamas de él, ¿cuál elegiría?
No tengo un lugar preferido sobre todos los demás en el mundo, así que tengo que contestar el primero que me venga a la cabeza según mi estado de ánimo de hoy. Podría valer la Kasbah de los Udaia, en Rabat.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, son mucho más limitados, aunque superen a la gente en nobleza y limpieza de ánimo. Sí me gusta, pese a todo, tener siempre algún animal de referencia. Hoy por hoy es el perro de mis padres, pero ya es muy viejo y me temo que pronto tendré que pensar en otro.
¿Es usted cruel?
No, aunque a veces desearía ser capaz de serlo con los canallas que abusan de quienes son más débiles, por si eso pudiera disuadirlos.
¿Tiene muchos amigos?
Creo que no se me da mal hacer amigos, porque mis padres me enseñaron a comportarme antes con cortesía que con displicencia. Amigos en sentido amplio tengo muchos, sí. Amigos profundos, menos. Pero unos cuantos, en todo caso. Y estoy abierto a sumar más.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Sinceridad, inteligencia, bondad de corazón.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, por lo que acabo de indicar.
¿Es usted una persona sincera?
A veces demasiado, creo. Otras, bueno, represento un papel, como todos. Pero tengo mucho cuidado de no ser jamás un impostor. Represento sólo aquello en lo que en algún momento o de algún modo podría creer.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Caminando por algún lugar en el que se pueda pensar. Viendo a mi hija descubrir el mundo.
¿Qué le da mas miedo?
No ser capaz de entender que he sido hecho para vivir y disfrutar, pero también para sufrir y morir.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Me escandaliza el abuso de quien tiene poder sobre otro. Nada más.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Habría trabajado con las manos, en cualquier oficio que requiriera paciencia y virtuosismo. Durante un tiempo hice miniaturas, y era bastante competente, porque tengo buena vista y buen pulso y me gusta trabajar en las cosas que están reñidas con la prisa.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Camino y subo y bajo las escaleras de mi casa. Jugué al fútbol, al baloncesto, al tenis, estuve apuntado en un gimnasio incluso. Pero mi vida actual, con dos oficios exigentes y simultáneos, me ha quitado el tiempo que hace falta. Aunque no desespero de recobrarlo.
¿Sabe cocinar?
Francamente mal, aunque tengo curiosidad por la cocina. Pero de nuevo la falta de tiempo, y una buena cocinera en casa, contribuyen a que no desarrolle esa faceta.
Si el Reader's Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre "un personaje inolvidable", ¿a quién elegiría?
Como tengo un fondo extremadamente romántico, me atrae cualquiera de los grandes héroes militares que fueron derrotados gloriosamente. Desde Leónidas, el resistente espartano de las Termópilas, hasta Buenaventura Durruti (o mejor su amigo Ascaso, que tuvo una muerte más heroica). Pero también podría elegir a Franz Kafka, que hizo la más apabullante radiografía del hombre del siglo XX aunque apenas podía gobernar su vida.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Aire o agua, en castellano.
¿Y la más peligrosa?
Endlösung ("solución final") en alemán.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Alguna vez no me habría importado que alguien lo hiciera, creo que sería un hipócrita si no admitiera eso. Pero matar yo, no lo veo posible, o no he sufrido una ofensa suficiente.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Ahora es muy difícil explicar eso con una sola palabra. Creo que soy de izquierdas, es decir, si la izquierda es la convicción de que el mundo en que vivimos es una estafa y una ignominia en muchos aspectos y debe ser cambiado. Soy escéptico respecto a la posibilidad de que el ser humano deje de explotar a sus semejantes, porque me temo que los liberales aciertan cuando diagnostican que la principal tendencia del hombre (y de la mujer) es el egoísmo. Pero hay que luchar para que no se silencien todas las facetas vergonzosas que ese egoísmo, erigido en motor social, aporta a nuestra civilización. Estimular la culpa de los opulentos, para obligarles a tirar migajas cada vez más gordas a quienes no lo son.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
No estoy seguro de que ser otra cosa fuera mejor (y no porque me parezca que lo que soy resulta insuperable, precisamente). Pero bueno, no estaría mal ser el Capitán Trueno.
¿Cuáles son sus vicios principales? ¿Y sus virtudes?
Mis vicios principales, mi tendencia a la pereza y a la locuacidad. Mi virtud principal, el esfuerzo que invierto en vencer la pereza y en callarme (para escuchar y observar mejor).
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Me acordaría principalmente de mujeres. Borrosamente, algunas de mi juventud. Claramente, mi madre, mi mujer y supongo que cerraría con los ojos azules de mi hija. Fin.
T. M.