viernes, 7 de mayo de 2010

Mis poemas y crónicas sobre Nueva York


VOLVÍ DE NUEVA YORK con una frase de Le Corbusier impregnada en el deseo literario: «NY es una catástrofe, pero es una magnífica catástrofe», decía un póster de una cafetería donde desayuné unos días de junio de 1997. Miraba por los ventanales la Octava Avenida con la calle 48, y escribía en mi diario de viaje. Catástrofe, pero también libertad; eso es Manhattan a ras de un suelo hormigueado por turistas, y muy arriba, desde el mirador del Empire State Building: convención de mochilas a la espalda, cámaras de fotos, miradas de asombro y la tenue sonrisa del que se siente en un lugar único contemplando la pacífica urbe con su color difuminado... (Texto de la solapa)

Este pequeño libro que acabo de publicar es el espejo de la vida, de tres visitas a Nueva York (años 1997, 2007 y 2008) que me inspiraron tres diferentes textos: el breve poemario «Escenas de la catástrofe» fue publicado en su día en la revista El Extramundi, que por entonces coordinaba Rafael Conte; las crónicas viajero-literario-autobiográficas «New York-Baltimore connection» y «El precio de una ciudad: Manhattan desde Brooklyn», aparecieron, con fotografías propias, en la revista Clarín (desde aquí mi más sincero agradecimiento a José Luis García Martín). Ahora, el trío neoyorquino se une en Escenas de la catástrofe gracias a Juan José Martín Ramos, responsable de esta bella iniciativa de la editorial Polibea en cuya web se puede leer uno de mis poemas y, además, unas frases que ha escrito para la ocasión mi estimadísimo Antonio Rivero Taravillo (haciendo clic en él, aparece su prólogo completo).